La distancia social de los árboles
Por Alina Klingsmen
La timidez entre árboles, en botánica, es un fenómeno que se
observa en algunas especies arbóreas: las copas de árboles frondosos no se
tocan entre sí y forman un dosel con brechas. En inglés se lo conoce como
canopy disengagement, dosel shyness, crown shyness o intercrown spacing. El fenómeno
se registró científicamente por primera vez en la década de 1920. Aunque ocurre
con mayor prevalencia en árboles de la misma especie, también sucede entre
árboles de distintas especies. Existen muchas hipótesis diferentes, pero se
cree que los árboles se han adaptado para protegerse a sí mismos y al bosque de
plagas, enfermedades, vientos y tormentas. Es un caso de evolución
convergente o convergencia evolutiva: la evolución independiente de
características similares en especies de diferentes períodos o épocas crea estructuras análogas que tienen una forma o función similar
pero que no estaban presentes en el último ancestro común de esos grupos.
La investigadora Margaret “Meg” Lowman dice que, en este
sentido, la timidez entre árboles tiene una extraña similitud con el
distanciamiento social que ayudó a frenar la propagación del Covid-19. Una estrategia del árbol para cuidar a sí mismo y para cuidar a los demás
“Lo describiría como el equivalente al distanciamiento social
entre los árboles”, le dijo Lowman a Atlas Obscura. “Dejar espacio entre tú y tu
vecino próximo mejorará tu salud. Es la forma que tiene un árbol de mantenerse
sano”.
Y sigue: “Si eres un árbol y no puedes huir de tus enemigos
que están tratando de devorarte, una buena cosa sería tratar de minimizar su
capacidad para llegar a ti. Y creo que la timidez entre árboles es un ejemplo
perfecto: los espacios reducen al mínimo la posibilidad de que los insectos
viajen entre ellos. También minimiza el daño físico causado cuando el viento
sopla con fuerza. El viento golpeará esas hojas y ramas juntas, y probablemente
causará mucho daño físico si están realmente entrelazadas. Así que tiene mucho
sentido permitir que las hojas, que son las máquinas de energía del árbol,
tengan un poco más de espacio”.
—Algunos científicos
también han teorizado que la timidez de las copas permite compartir más luz
solar y recursos energéticos con el dosel inferior.
—Posiblemente. Hay muchas formas en que los árboles
maximizan su capacidad para dar luz al follaje inferior. Muchos árboles tienen
una arquitectura que permite que la luz del sol se mueva entre las hojas y las
ramas. Creo que se trata más de protegerse de los daños y de los insectos y
depredadores. Si realmente fuera para dejar entrar la luz al sotobosque,
probablemente habría espacios mucho más grandes que los que hay.
—¿Podría este ejemplo natural de distanciamiento social
inspirarnos a hacer frente a la cuarentena y trabajar juntos como conjunto?
—¡Espero que sí! Estamos empezando a ser conscientes de las
complejas comunidades que los árboles más viejos proporcionan al mundo, a la
salud de nuestro planeta. Los árboles viejos mantienen a comunidades enteras,
almacenan carbono más que los árboles jóvenes. Creo que cuantas más personas
usen los árboles como mentores e inspiración, saliendo a la naturaleza y viendo
cómo los árboles se adaptan y prosperan, independientemente de las diferentes
situaciones, mejor será para todos nosotros. Hay tantos misterios sobre los
árboles, a pesar de que crecen a nuestro alrededor, y ayudar a desmitificar los
árboles y los bosques será una excelente manera de mantener nuestro planeta
saludable.