El sonido de una ciudad que se queda en silencio

 


Se han escrito millones de palabras sobre el 11 de septiembre. Los escritores contaron la historia de los ataques terroristas de septiembre de 2001 desde innumerables ángulos: política, artes, cultura, religión, psicología y más. Pero hasta ahora nadie estudió cómo cambió la manera en que los residentes de la ciudad de Nueva York experimentaban el sonido.



La académica que rompió el silencio es Allie Trice, de la Universidad de Carolina del Sur. Su artículo, "Escuchar el 11 de septiembre: hacia una historia auditiva de una catástrofe", recrea el paisaje sonoro de Manhattan antes, durante y después de los ataques. Trice muestra cómo los sonidos del 11 de septiembre interrumpieron el clamor normal de la ciudad, introdujeron un silencio ensordecedor y cambiaron la forma en que los neoyorquinos experimentaban el sonido.

El documento revela un impacto previamente ignorado que el 11 de septiembre tuvo en las personas. “El 11 de septiembre cambió a Estados Unidos de muchas maneras”, dice Trice. “Cambió la política. Cambió las relaciones internacionales. Pero nunca pensé ni escuché sobre la forma en que afectó a la gente allí, ni siquiera en sus sentidos. La forma en que funcionaban sus cerebros y oídos era diferente".

El historiador Mark Smith, quien trabaja la historia sensorial (la exploración de eventos históricos a través de los cinco sentidos), y autor de un libro sobre la historia sensorial de la Guerra Civil, dice que el enfoque sensorial evoca una imagen más completa de cómo las personas experimentaron el pasado, incluida la forma en que los sentidos moldearon los eventos históricos. "Miro el olfato, el sonido, el tacto y el gusto", dice. "Mi objetivo en la historia sensorial es fortalecer los sentidos no visuales para comprender cómo las personas experimentaron el pasado. La gente no solo veía las cosas. También las escuchaba, las olía y la tocaba”.

Trice aplicó la lente sensorial al 11 de septiembre, ya que no había visto ninguna investigación al respecto. Comienza explorando cómo la gente describía los sonidos en Nueva York antes del 11 de septiembre: los pasajeros del metro parloteando en sus teléfonos celulares, los niños pisando fuerte en los apartamentos, los equipos de construcción retumbando, el tráfico zumbando. Luego se enfoca en la forma en que la gente describió los sonidos durante los ataques: explosiones, choques, vidrios rotos, ascensores que caen, pies que bajan por las escaleras del World Trade Center. Por último, estudia las referencias al sonido en los meses posteriores a los ataques.

Ella dice que notó dos grandes cambios. Primero, cuando el silencio se apoderó de la ciudad, ya no hubo un juicio consensuado sobre el nivel de ruido. Antes de los ataques, los informes sobre ruido eran unánimemente negativos. Pero después de los ataques, los sentimientos hacia el silencio se dividieron. “Algunas personas necesitaban el silencio; fue un alivio", dice. "Otras personas lo odiaban. Se sentía desconocido".

En segundo lugar, vio que los neoyorquinos tenían nuevas experiencias con el sonido. Algunas personas informaron de flashbacks auditivos y explosiones fantasmas. Otros describieron el trauma provocado por sonidos tan simples como el de un avión volando sobre sus cabezas, sonidos que tal vez no hubieran notado por encima del ruido de la ciudad antes del 11 de septiembre. "Esto realmente tuvo efectos enormes", dice Trice.

Fuente: USC

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