¿Por qué el dólar es una moneda tan fuerte?


Danielle Han

 

El dólar estadounidense está más fuerte de lo que lo ha estado en años. La Reserva Federal está aumentando abruptamente las tasas de interés, que ahora alcanzan un récord del 3 por ciento, para combatir la inflación. Recientemente, la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD) instó a detener las tasas, en medio de preocupaciones de una recesión global.

La política monetaria estadounidense está intrínsecamente conectada con la economía internacional. Como explican Thomas Costigan, Drew Cottle y Angela Keys, el dólar es la moneda de reserva global establecida, y la mayoría de las transacciones se basan en un marco determinado por el valor del dólar. En muchos sentidos, la influencia de Estados Unidos en los asuntos globales es una constelación asimétrica sostenida tanto por sí mismo como por los sistemas internacionales que construyó. Esto puede generar problemas para otras economías del mundo: un informe reciente de la UNCTAD advierte que el aumento de las tasas de interés en Estados Unidos podría reducir los ingresos futuros en $360 mil millones para los países en desarrollo.

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Entonces, ¿por qué el dólar estadounidense es tan fuerte? La respuesta se vincula con el diseño de políticas. Junto con los intereses posteriores a la Segunda Guerra Mundial que otorgaron a Estados Unidos una posición gerencial en el orden mundial, el sistema económico se construye para reforzarse a sí mismo como una responsabilidad estadounidense.

 

 Una historia de las valoraciones de la moneda internacional

El dólar ha sido la piedra angular de la economía mundial desde mediados del siglo XX. Como nos recuerdan Costigan, Cottle y Keys, la Conferencia de Bretton Woods en 1944, el primer acuerdo monetario internacional que instaló un sistema centrado en los Estados Unidos como norma, estableció que todos los estados podían calibrar el valor de su dinero a través de una conversión oro-dólar. Este modelo cambió bajo la administración de Nixon, cuando el valor se movió hacia otra materia prima: el petróleo. Cuando las economías de los estados exportadores de petróleo se vieron envueltas en precios y demandas crecientes, los valores de la gasolina se vincularon a las transacciones en dólares, lo que se conoce como petrodólares. Aquí, el petróleo se convirtió, y continúa siendo, el ancla de valor de las monedas estadounidenses e internacionales.

 

El papel de las instituciones internacionales

Como señalaron Costigan, Cottle y Keys, la hegemonía de la moneda fue originalmente un esfuerzo de la era de la posguerra que integró el liderazgo estadounidense en el paradigma económico global. Si bien la iniciativa se vio facilitada en gran medida por mensajes políticos (que Estados Unidos podría estabilizar "regiones dispares del mundo" sirviéndose a sí mismo como un centro financiero), también era parte de un plan llamado estrategia de "Gran Área", respaldado por el Consejo de Relaciones Exteriores (CFR) y el gobierno de los Estados Unidos. La estrategia fue la que vinculó los intereses económicos estadounidenses con los de seguridad, afirmando el liderazgo estadounidense en un sistema internacional liberal. Planificó el poder, la hegemonía, el control y la riqueza de Estados Unidos.

 

La hegemonía del dólar y su futuro

Es poco probable que otros estados derroquen la hegemonía del dólar. Algunos lo han intentado, produciendo iniciativas para competir con los sistemas de transacciones operados por Occidente como SWIFT y los acuerdos monetarios bilaterales que intentan pasar por debajo del dólar. Además, las economías en ascenso y las monedas privadas podrían desafiar la autoridad del dólar, señala el académico de Relaciones Internacionales Masayuki Tadokoro, especialmente como herramienta política. Sin embargo, es probable que la mayor parte de la actividad económica global solo fortalezca aún más el bastión del dólar: después de todo, el sistema fue diseñado de esa manera.

El principal desafío es de teoría, escriben Costigan, Cottle y Keys. La paradoja de Triffin reconoce que en la medida en que la moneda de cualquier estado sea el estándar de reserva global, sus intereses económicos se fusionarán con los globales. Esto crea problemas financieros (un déficit constante en sus participaciones nacionales o internacionales) y políticos, en los que Estados Unidos seguirá teniendo que defender sus intereses ante espectadores nacionales y extranjeros. Sin embargo, una cosa es segura: si el dólar estadounidense pierde su lugar en el sistema monetario mundial, también pierde su lugar en el sistema de poder mundial.

Fuente: Jstor/ Traducción: Dana Pascal

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