Notable aumento del consumo de alcohol durante la cuarentena
Un relevamiento del Consejo Nacional de Investigaciones
Científicas y Técnicas (CONICET), en Argentina, señala que se duplicó el número
de quienes, durante la cuarentena por la pandemia de Covid-19, no toman bebidas
alcohólicas y se triplicó la cantidad de personas que toma todos los días. Es decir que el 45% de las personas toman más alcohol que antes de la cuarentena. Pero no es un aumento homogéneo. El consumo creció entre mujeres, disminuyó entre jóvenes y aumentó entre personas de mediana edad.
“Como equipo venimos de una larga trayectoria de
investigación sobre drogas ilegalizadas y legales, consumo de cocaína
endovenosa y contagio de VIH/sida, consumo de drogas de diseño recreativas en
sectores medios y medios altos, de alcohol en adolescentes y, en los últimos
tiempos, consumo de cocaínas fumables en poblaciones de alta vulnerabilidad. En
todos esos estudios, el consumo de alcohol estuvo siempre presente, permeando
las distintas clases sociales, las distintas edades y los géneros”, explica Ana
Clara Camarotti, investigadora del CONICET. “Cuando revisamos las estadísticas,
vimos que el alcohol es la droga más consumida a nivel mundial y sus efectos
problemáticos son altísimos para la salud pública. Por ello, desde hacía tiempo
teníamos muchas ganas de hacer un trabajo de investigación específicamente
sobre consumo de alcohol”.
Según la encuesta, que circuló de manera online entre el 4 y
el 8 de mayo, durante la cuarentena crecieron los dos polos de la frecuencia de
consumo: se duplicó el número de quienes no toman bebidas alcohólicas y se
triplicó la cantidad de personas que toma todos los días. Esa multiplicación
del número de personas que afirman consumir bebidas alcohólicas se registró,
con mayor énfasis, en el grupo de 35 a 44 años, entre quienes casi se
cuadruplicó (de 4.6% a 18.1%). “Hay una suerte de presente continuo a través de
la repetición de un día tras otro, que se traduce en una indiferenciación entre
días laborales y de descanso también en lo que refiere a tomar alcohol”,
explican los investigadores.
El relevamiento llegó a casi cinco mil personas de 18 años o
más que cumplían entre 45 y 50 días de cuarentena en el Área Metropolitana de
Buenos Aires (AMBA). Entre ellos, por otra parte, se duplicó el número de
personas que mencionan directamente no consumir bebidas alcohólicas (eran 8.5%
antes de la cuarentena, y 15.95% durante la cuarentena). En el grupo de 18 a 24
años, este porcentaje se cuadruplicó (de 5.2% a 20.7%). Por otro lado, se
redujo a la mitad el porcentaje de quienes consumían bebidas alcohólicas
exclusivamente los fines de semana (ya sea algunos al mes o todos los fines de
semana). “Los resultados muestran numerosos y diversos cambios en el consumo de
bebidas alcohólicas, al menos para un porcentaje significativo de la población
alcanzada por este estudio, que fue población mayoritariamente femenina y con
un alto nivel de educación formal en su gran mayoría”, aseguran los investigadores
que realizaron el estudio.
En el trabajo se refleja que durante la cuarentena se
incorporó el consumo de bebidas alcohólicas a nuevas situaciones de la vida
cotidiana: entre quienes consumieron, casi un 20% comenzó a tomar alcohol
durante la cena y cerca de un 15% mientras lee o escucha música o mira
televisión. Por otro lado, quienes consumieron alcohol durante la cuarentena
dieron cuenta del aumento en ciertas bebidas, especialmente el vino (el 40% de estas
personas aumentó el volumen consumido) y la cerveza (en el 25% de los casos).
Entre las razones para tomar más alcohol, prevalecen las que suponen una
desorganización del tiempo (42.2% porque tienen más tiempo libre y 29.4% por la
falta de una rutina estable) y la afectación emocional provocada por la
cuarentena (33.6%). Y quienes afirmaron estar consumiendo menos alcohol durante
la cuarentena, señalaron mayoritariamente la falta de salidas o eventos
sociales (70%).
Pese a estos cambios en los patrones de consumo, resulta
significativo que nueve de cada diez personas que declaran haber tomado más
durante la cuarentena no crean que esto afecte su salud, sus vínculos
(familiares, de amistades y de pareja) o su trabajo. Es decir, no consideran su
consumo problemático para alguna dimensión relevante de sus vidas. “En las
clases medias, en general, el consumo de alcohol no es visto como problemático,
salvo situaciones muy excepcionales, donde ya se considera alcoholismo”, advierte
Daniel Jones. “Por ejemplo, un varón puede jactarse de su ´cultura alcohólica´
que se reflejaría en la resistencia física para no emborracharse, pese a haber
tomado mucha cantidad de alcohol. Un grupo de mujeres jóvenes o de mediana edad
pueden salir a un bar de tragos y mostrarlo en su Instagram. Vivimos en una
cultura donde el consumo de alcohol, a diferencia de las drogas ilegalizadas,
tiene alta legitimidad”.
Los científicos que llevaron adelante el estudio se vieron
sorprendidos, sobre todo, por la fuerte asociación del consumo de alcohol con
las salidas y los eventos sociales, que se reflejó entre los más jóvenes. “Y en
términos de perspectiva de género, nos resultó particularmente llamativo que
quienes dijeron haber reducido el volumen de alcohol a partir de la cuarentena
para cuidar su salud son, especialmente, los varones. En función de nuestra
experiencia en investigación en salud son, en general, las mujeres quienes
muestran una mayor preocupación por el cuidado de la salud propia y de sus
familiares, y en torno a quienes, en términos sociales, se construye el rol de
cuidado, no sólo familiar sino también comunitario”, describe Paloma Dulbecco,
becaria doctoral del CONICET y parte del equipo. Además, menciona que se suele
recurrir al uso humorístico de “stickers” de figuras públicas que son mujeres
para señalar lo excesivo del consumo en conversaciones y grupos de Whatsapp.
“Si se reemplazaran esos stickers por otros de personalidades políticas o
periodísticas que fuesen varones, ¿tendrían los mismos efectos e impactos?”, se
pregunta.
A futuro, los investigadores no vislumbran que el aumento en
el volumen de consumo de alcohol detectado entre las personas encuestadas pueda
repercutir necesariamente a nivel social. “Si prestamos atención al hecho que
nueve de cada diez encuestados que aumentaron el consumo consideran que no es
problemático, podríamos entrever cierto `consumo controlado´, por así decirlo.
En todo caso, que el aumento de consumo repercuta de alguna forma a nivel
social será condicional a la evolución del contexto socioeconómico más
general”, advierte Santiago Cunial, estudiante de doctorado de la Universidad
de Pennsylvania y parte del proyecto. “Creemos que es necesario relativizar la
idea de que se produjo un aumento del consumo”, concluye Martín Güelman, becario
posdoctoral del CONICET y también parte del equipo. “Frente a ciertos
prejuicios instalados, nos interesa remarcar que se cuadruplicó el número de
jóvenes de 18 a 24 años que no consume bebidas alcohólicas. Por otro lado,
también se cuadruplicó el número de adultos de 35 a 44 años que consumen todos
los días. En función de estas tendencias divergentes, resulta difícil proyectar
escenarios generales, sobre todo, en un contexto tan excepcional como el que
estamos viviendo”.
Fuente: Conicet