La educación social y las personas que duermen en las calles
Por Paula Morales Almeida
Universidad de Las Palmas de Gran Canaria
La Educación Social es una disciplina pedagógica que
promueve la incorporación a la sociedad de las personas que, por alguna razón,
se encuentran fuera de ella. El educador social es un profesional que las
acompaña, que promueve su bienestar y las dota de herramientas y estrategias.
Ese acompañamiento resulta vital para ellas, ya que facilita su incorporación a
la sociedad (tan deseada en la mayoría de los casos). Los educadores sociales
saben que esta es una labor compleja, pero también gratificante.
Personas excluidas
Si hay un colectivo que por sus características particulares
necesita especialmente este acompañamiento es el de las personas sin hogar,
individuos invisibles para muchos que vagan por las calles y a los que nadie
escucha. Se trata, tal vez, de uno de los grupos más silenciados.
Estar en calle supone haber perdido todos los contactos,
toda la red de apoyo y no tener nada por lo que luchar. La cantidad de personas
sin hogar va en aumento en España, aunque es difícil tener los datos al día.
Pero son muchos miles los que duermen en la calle.
El acompañamiento a la persona sin hogar resulta esencial si
queremos que mejoren sus circunstancias. Se debe empezar por las necesidades
básicas, sobre todo por la comida. Es difícil emprender cualquier lucha cuando
no se tiene siquiera acceso a los alimentos.
Plazas insuficientes para pernoctar
Luego se buscaría algún recurso de alojamiento. Nadie
debería dormir en la calle, aunque lo cierto es que faltan lugares donde las
personas sin hogar puedan pernoctar, ya que las plazas existentes son
claramentente insuficientes.
A partir de ahí, es necesario apoyar a la persona, estar con
ella, ayudar en lo más necesario de su día a día, dotarla de herramientas, de
conocimiento, de recursos y, lo más importante, infundirle esperanza en que su
situación mejorará.
Ese acompañamiento, el del día a día, es el que da
resultado, el que hace ver al educador social que el proceso de resocialización
que está utilizando va dando sus frutos, aunque siempre partiendo de que la
persona es la que decide qué hacer con su situación.
Personas que han sufrido mucho desgaste
Es el propio individuo el que debe querer un cambio. Pero
muchas veces no es así. La persona sin hogar suele pasar por tantas situaciones
duras que acaba desgastándose, y muchas veces prefiere quedarse como está antes
que sufrir desencuentros que terminen por meterla en un hoyo aún más profundo.
El educador social se convierte entonces en la red de apoyo
de esa persona y, a través de la cercanía, pasa a ser la persona con la que
puede contar hasta que ese acompañamiento y ese proceso educativo no sean ya
necesarios.
Así, en tiempos de alarma, su trabajo se vuelve más esencial
si cabe, puesto que los educadores sociales deben seguir acompañando y
realizando su función.
¿Dónde van las personas sin hogar en confinamiento?
En estos meses de confinamiento hemos asistido a varias
situaciones nuevas que nos han hecho ver la importancia de que nadie esté sin
hogar. En un estado de alarma hay que quedarse en casa, pero ¿a dónde van las
personas sin hogar? En muchos lugares se han habilitado pabellones, edificios y
hasta aparcamientos para que puedan estar juntos y tener un lugar en el que
confinarse.
Una vez superado el confinamiento, es necesario establecer
nuevas fórmulas para que nadie esté en calle. Como la llamada housing first (la
vivienda primero), una metodología de atención innovadora y centrada en la
persona, que parte de la premisa de que lo que tienen en común las personas sin
hogar es la falta de un espacio físico en el que ser y estar.
Por ello, dotarles de una vivienda mejorará su situación,
permitiéndonos a los educadores sociales centrarnos en otros aspectos de la
vida de la persona y conseguir su recuperación.
Otro de los mantras repetidos en esta situación ha sido el
del distanciamiento, que debe ser físico, pero nunca emocional o social. Las
personas con las que trabajamos han pasado por procesos de exclusión que las
han dejado marcadas, se han visto en grave peligro de exclusión social y siguen
en ella, por lo que no podemos alejarnos.
La cercanía es imprescindible
Para que el trabajo del educador social llegue a buen
término es necesaria la cercanía, el apoyo, el compromiso con la persona. Esto
no se puede hacer desde la lejanía.
Así, la misión del educador social en estos nuevos tiempos
será buscar la manera de mantener la distancia de dos metros sin que la persona
sienta que está lejos.
La persona debe sentir que sigue acompañada en su proceso de
vida, que sigue presente, que se está con ella, que es importante, que cuenta
para nosotros. No hay papel de mayor responsabilidad para un educador social
que acompañar día a día a las personas que más lo necesitan.
Fuente: TQ