Judith Butler: “Siempre existe la posibilidad de que Trump se autodestruya”



“Muchos temen que el autoconfinamiento se vuelva norma, que el coronavirus les dé a los estados la oportunidad de despolitizar a sus poblaciones, de negarles el derecho a reunirse y asociarse”, dice, en una entrevista, la filósofa estadounidense Judith Butler. “El aislamiento, en parte, es una estrategia de control estatal, que expande el poder del estado. Hoy las naciones toman diversas decisiones sobre cómo administrar sus poblaciones, incluso sus vidas y sus muertes. En este sentido, esta situación genera un nuevo paradigma de biopolítica”.


Y agrega: “Las condiciones de emergencia siempre implican la suspensión del estado de derecho y el resurgimiento de la autoridad del poder ejecutivo. Pero, por otro lado, producen nuevos tipos de movilizaciones, redes transnacionales, alianzas de atención médica, comunidades de apoyo, o ayuda con la distribución de alimentos. Por lo tanto, no debemos pensar que una lógica única gobierna todas las situaciones. Lo que más me preocupa en este momento es la forma en que las demandas capitalistas para reabrir la economía aceptan que la economía requiere de la muerte de las personas más vulnerables de nuestras comunidades. Saben que la intensificación del contacto social con el propósito de hacer renacer la economía pondrá en riesgo a las personas mayores, o aquellos con sistemas inmunológicos deteriorados, o los que no pueden refugiarse o tienen menos acceso a la atención médica. Se configura un grupo de subjetividades ‘prescindibles’ como resultado de una estrategia de abrir la economía a toda costa. Ese utilitarismo realista está dispuesto a dejarnos morir para que la ‘salud’ de la economía se mantenga fuerte”.

–¿Qué significará este momento entonces? Zizek habló de una posibilidad de reinventar nuevas formas de comunismo; otros, por el contrario, lo entienden como una instancia de consolidación del capitalismo a través de nuevas formas de control social…

Es tanto lo que se desconoce que es fácil entender por qué una mayoría se ve obligada a hacer predicciones firmes sobre el futuro. Algunos dicen que las desigualdades producidas dentro del capitalismo se intensificarán y otros observan un potencial socialista radical en las comunidades de cuidado que se han formado. Y puede ser que ambas posiciones tengan algo de verdad. Está claro, por un lado, que los pobres, los indígenas, los negros y morenos, las mujeres y las minorías de género tienen mucho menos acceso a una buena atención médica que los ricos y los privilegiados. En EE.UU. vemos cómo la comunidad afroamericana sufre muchas más muertes que los blancos. Esas muertes reflejan desigualdades sociales y económicas de larga data, como resultado de un modo de capitalismo racial. El número de muertos en Ecuador también es terrible, su caso refleja una política global que habilita que la pobreza y la miseria se conviertan en norma. Pero, al mismo tiempo, hay signos de esperanza…


–¿Cómo cuáles?

–Podríamos estar ante una oportunidad para revitalizar el activismo ecológico. Pero por otro lado, retomo lo que mencionábamos antes: el mandato de permanecer dentro del hogar no funciona para muchas personas, especialmente para las personas sin hogar, pero también para las mujeres y los niños que sufren abuso y violencia, o aquellas personas solas que están privadas de todo contacto social.

—–¿La crisis desatada por la pandemia puede tener consecuencias en la carrera electoral?

—Siempre existe la posibilidad de que Trump se autodestruya. Sus puntos de vista escépticos sobre la ciencia, sus mentiras, sus fantasías y sus declaraciones contradictorias hacen que las personas sientan que están siendo gobernadas por un loco. Pero, por su parte, sus seguidores realmente aman la locura. Es una montaña rusa todos los días, y eso les permite sentir una especie de euforia disociada, se identifican con la idea un hombre en el poder que puede y violará todas las leyes. Es una situación peligrosa pero espero que las personas se unan, a pesar de sus diferencias, para votar contra él. Biden tendrá que crear un equipo que incluya a Warren y Sanders para que el electorado se presente en grandes números. Es comprensible que muchos jóvenes de izquierda estén muy desilusionados con la política electoral, pero tendrán que pensar estratégicamente sobre cómo acercarse a la construcción del mundo en el que desean vivir. Biden no es la respuesta, claramente. Pero un régimen demócrata será mejor que uno republicano. La lucha desde la izquierda continuará, pero será contra los neoliberales convencionales, los racismos sistémicos, la intensificación de las desigualdades sociales y económicas, y será por la igualdad de género y la oposición a la violencia sexual, los nuevos socialismos y las movilizaciones no violentas que buscan detener la explotación y la violencia.

La entrevista completa, acá.

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