“Hay que luchar contra el acoso social machista, pero no sé si la forma de hacerlo sea el castigo”


La antropóloga mexicana Marta Lamas cree que “que hay un cambio fundamental: las mujeres de mi generación queríamos agradarles a los hombres y a las chavas jóvenes eso no les interesa”. Nacida en 1947, profesora e investigadora de la Universidad Nacional Autónoma de México, Lamas piensa, escribe y trabaja perspectivas feministas desde mucho antes de quienes ahora le achacan miradas patriarcales nacieran. La publicación de su último libro, Acoso: ¿Denuncia legítima o victimización? (Fondo de Cultura Económica, 2018), que dio pie a un comunicado de la Red Mexicana de Feministas Diversas que afirma que las ideas del libro “abren puertas peligrosas que legitiman la pervivencia de usos y costumbres mexicanas patriarcales sobre acoso, hostigamiento y violación, que infringen daños a niñas, jóvenes y adultas”, es sólo otro aporte en una larga y coherente bibliografía sobre el tema.

“Indudablemente que existe una urgencia ética para enfrentar el acoso sexual, en cualquiera de sus formas, pero junto a dicha urgencia existe la imperiosa necesidad de comprender sus causas y también de interpretar correctamente lo que el discurso hegemónico está manifestando y produciendo”, escribió Lamas en el prólogo de su discutido libro (discutido, aunque quizás no tan leído). “Reconozco la rabia que legítimamente expresan muchas personas en la actualidad, y también la inquietud que expresan activistas, académicas y personas expertas en el tema por los efectos negativos que está produciendo el discurso hegemónico sobre acoso. Cada día aparecen nuevos casos de injusticias: difamaciones, persecuciones mediáticas y despidos. Algunas personas denuncian de forma equivocada, y otras lo hacen con mala intención. Esto amerita un análisis que instale una conciencia más certera sobre qué es el acoso, y que deslinde apropiadamente conductas e intenciones, miradas y tocamientos, agresiones y torpezas. Espero que estas líneas colaboren a fortalecer una discusión seria dentro del feminismo y con nuestros aliados sobre qué discursos y qué prácticas realmente son emancipadores y cuáles, finalmente, son tropiezos, pasos en falso o errores”.


Lo de la antropóloga de la UNAM no son sólo opiniones arrojadas a la ligera en Twitter; es consecuencia de un trabajo de décadas del cual espera, comentó Lamas, que por lo menos se lea algo más que el título: “Quiero que lean el libro y estoy dispuesta a aceptar críticas, no espero que todas coincidan conmigo. Lo que sí espero, por lo menos de las feministas universitarias, es que estén abiertas a la discusión y que lean las cosas. A lo mejor me hacen ver algo que no se me ocurrió”.

En una entrevista publicada en Letras Libres, Lamas explicó: “Hay un tema muy puritano con la sexualidad: a mí me parece que no necesariamente es ofensivo que alguien te diga ‘te quiero coger’, pensar que eso atenta contra tu dignidad de mujer es muy decimonónico. ¿Qué tiene de malo que te miren con una mirada lasciva? ¿Nosotras nunca miramos lascivamente a los hombres? Pues no, por la doble moral. Claro que hay que luchar contra el acoso social machista, pero no sé si la forma de hacerlo sea el castigo. De cualquier modo, tengo 71 años y va a estar muy difícil que me digan cosas, creo que esa es la batalla de ustedes”.

―En el libro dices que hay que tener cuidado de las injusticias― le preguntan en la entrevista.

―Sí, me preocupan los casos en los que las chicas se están excediendo. Cuando salió el libro, me contaron de un profesor del CIDE que se enamoró de una alumna de doctorado, una mujer casada, y le mandó un correo invitándola a cenar. Luego se encontraron en el pasillo y él le dijo algo como “¡estás tan guapa!”. Con esos dos elementos la estudiante puso una denuncia de acoso y a él lo suspendieron dos años. A las feministas del CIDE les pareció que era poco y lograron que fueran cuatro. Estuvo mal que la invitara a cenar, sí, pero me parece un exceso separarlo cuatro años de su trabajo, ¿qué quieres que te diga? Y como ése hay muchos casos, porque según el discurso hay que creerle a cualquier mujer que diga que ha sido acosada. Yo creo que hay que hacer debido proceso porque también hay mujeres que dicen mentiras.

La entrevista completa, acá.  

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