“África necesita nuevas maneras de narrar historias”



El escritor nigeriano Ben Okri pasó por el CCCB de Barcelona para presentar su ensayo Las aguas de la humanidad. Lo entrevistaron para El Nacional. El periodista le comentó que “en alguna ocasión se quejó de que el mercado internacional impone una dictadura temática a los escritores africanos”.

“No dije eso exactamente así. No dije que fueran forzados por los mercados internacionales”, respondió Okri. “Sencillamente era un comentario sobre una tendencia peligrosa entre los escritores africanos, de escribir sobre ciertos temas, quizás en parte porque estos temas reflejan cómo Occidente ve a África. Y es una tendencia peligrosa para ambas partes. Hay escritores de África que me comentan que sus editores les dicen que sus libros no son lo bastante africanos, porque no tienen cosas como padecimiento, mutilación genital... El tipo de cosas que se esperan de ellos. Yo hacía sólo un comentario, sobre todo hacia los autores, para decirles: ‘Escribid sobre lo que queréis escribir’ y también era un comentario hacia los editores europeos, para decirles: ‘No es verdad que África sea sólo un determinado conjunto de temas’. África es mucho más fluida, y mucho más rica, y mucho más sencilla. Mucho más sencilla que todo eso... Está repleta de sentido del humor. Y es imposible de categorizar. Y necesita nuevas maneras de narrar historias, maneras más libres de narrar historias. Yo también lo expresé como una advertencia hacia los escritores africanos: ‘Si escribís este tipo de libro, acabaremos teniendo una literatura absolutamente uniforme, una literatura del padecimiento’.

Y agregó: “Nadie quiere un único tipo de literatura, ni que sea del padecimiento. También queremos una literatura de la risa, del ridículo, de la inteligencia, una literatura del amor, una literatura del peligro, de la perversión... ¡Sí! ¡Todo, todo! ¡Lo queremos todo!”.


Estas observaciones recuerdan, por supuesto, al célebre texto de 2006 del escritor y periodista keniano Binyavanga Wainaina, que publicó la revista Granta, titulado “Cómo escribir sobre África”. Acá lo reproducimos completo, pero como recordatorio vaya una muestra:

“En su texto, trate a África como si fuera un único país. Es calurosa y polvorienta, con prados ondulados y enormes manadas de animales, y la gente es alta y delgada, y pasa hambre. O es calurosa y llena de vapor, con gente de muy baja estatura que come a primates. No se atasque con descripciones precisas. África es grande: cincuenta y cuatro países, 900 millones de personas que están muy ocupadas con el hambre, muriendo y en guerra o emigrando como para leer su libro. El continente está lleno de desiertos, selvas, tierras altas, sabanas y muchas otras cosas, pero a su lector no le preocupa esto en lo más mínimo, así que mantenga sus descripciones románticas y evocadoras, no específicas”.

En 2012 hizo una segunda parte para The Guardian. La tituló “Cómo no escribir sobre África”. Un extracto:

“Nairobi es el lugar perfecto para ser un corresponsal internacional. Hay vuelos regulares al genocidio más cercano, y hay césped, canchas de tenis y buenos sirvientes aduladores. Tienen panceta y puedes tener un chef estupendo llamado Elijah para que trabaje en tu cocina por 300 euros al mes.

“Si trabajas para un gran periódico o televisión, lo más probable es que vivas en Nairobi o Johannesburgo. Para hacerte el trabajo más fácil, sólo necesitas los números de teléfono de los directores de cada una de las agencias internacionales de ayuda sobre el terreno: Oxfam, Save the Children… Pero encontrar estos números no te será difícil: probablemente son tus vecinos, tus compañeros de tenis.

“Si tu esposa/o ha llegado a Keny y no tiene trabajo, pronto tejerá una amplia red de relaciones y terminará ganando un buen puñado de dólares/ libras/ euros ocupándose de que los bebés africanos estén a salvo, de que los animales africanos sean convenientemente mantenidos a salvo, lejos de los africanos, asegurándose de que la mujer africana está a salvo, lejos del hombre africano, asegurándose de que los genitales de África están bien limpios y son elevados al lugar más alto de la conciencia. Porque eres una buena persona, que cree en el multiculturalismo, y que los políticos son el mismísimo demonio”.

Escribir sobre África es difícil y decir, desde ya, “escribir sobre África”, con ese gran y homogéneo África bien al frente, significa que no entendimos nada de lo que Wainaina nos quiso decir.

Wainaina, escritor, poeta, periodista, militante LGTBI, una de las cien personas más influyentes del mundo según la revista Time en 2014, falleció en mayo de este año, a los 48 años, en Nairobi, ese lugar perfecto para ser corresponsal internacional.

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