A los trabajadores les molesta menos ser reemplazados por robots que por otros trabajadores
En términos generales, a la mayoría de las personas les
parece peor la idea de que los trabajadores sean reemplazados por robots o
software que si otros trabajadores asumieran el trabajo. Pero cuando sus
propios trabajos están en juego, las mismas personas prefieren ser reemplazadas
por robots que por otro trabajador. Esa es la conclusión de un estudio
realizado por la Universidad Técnica de Munich (TUM) y la Universidad Erasmus
en Rotterdam. Los reemplazos humanos, sugiere el estudio, representan una mayor
amenaza para el sentimiento de autoestima.
En las próximas décadas, millones de empleos se verán amenazados
por la robótica y la inteligencia artificial. A pesar del intenso debate
académico sobre estos desarrollos, ha habido pocos estudios sobre cómo
reaccionan los trabajadores al ser reemplazados a través de la tecnología.
Para averiguarlo, los investigadores de negocios de TUM y la
Universidad Erasmus de Rotterdam realizaron 11 estudios de escenarios y
encuestas con más de 2000 personas de varios países de Europa y América del
Norte. Sus hallazgos se publicaron en la revista Nature Human Behavior.
El estudio muestra que, en principio, la mayoría de las
personas ven más favorablemente cuando los trabajadores son reemplazados por
otras personas que por robots o software inteligente. Sin embargo, esta
preferencia se invierte cuando se refiere a los propios trabajos de las
personas. Cuando ese es el caso, a la mayoría de los trabajadores les resulta
menos molesto ver que sus propios trabajos vayan a robots que a otros
empleados. Sin embargo, a largo plazo, las mismas personas ven a las máquinas
como más amenazantes para su futuro en la fuerza laboral. Estos efectos también
se pueden observar entre las personas que han quedado desempleadas
recientemente.
Los investigadores también pudieron identificar las causas
detrás de estos resultados aparentemente paradójicos: las personas tienden a
compararse menos con las máquinas que con otras personas. En consecuencia, ser
reemplazado por un robot o un software representa una amenaza menor para su
autoestima. Esta autoamenaza reducida se pudo observar cuando los participantes
asumieron que estaban siendo reemplazados por otros empleados que confiaban en
habilidades tecnológicas como la inteligencia artificial en su trabajo.
"Incluso cuando el desempleo resulta de la introducción
de nuevas tecnologías, la gente todavía lo juzga en un contexto social",
dice Christoph Fuchs, profesor de la TUM School of Management, uno de los
autores del estudio. "Es importante comprender estos efectos psicológicos
al tratar de manejar los cambios masivos en el mundo laboral para minimizar los
trastornos en la sociedad".
Por ejemplo, con agudeza podrían diseñarse mejores programas
para los desempleados. "Para las personas que han perdido su trabajo por
un robot, aumentar su autoestima será menos prioritario", dice Fuchs.
"En ese caso, es más importante enseñarles nuevas habilidades que
reducirán sus preocupaciones sobre la pérdida de trabajo a manos de robots a
largo plazo".
El estudio también podría servir como punto de partida para
futuras investigaciones sobre otros temas económicos, dice Fuchs: "Es
concebible que las respuestas de los representantes gremiales de los empleados
ante las pérdidas de empleo, atribuidas a la automatización, tiendan a ser más
débiles que cuando se involucran otras causas, por ejemplo, la subcontratación".