No dejes que las pequeñas cosas te arruinen el día
Imagina que dejas caer tu taza de café de la mañana y te salpicas por todas partes. Más tarde, un colega pasa a saludar. ¿Te quejas por las salpicaduras de café con tu colega o lo saludas alegremente como si nada?
En un nuevo estudio sobre la actividad cerebral dirigido por
psicólogos de la Universidad de Miami, investigadores encontraron que la forma
en que el cerebro de una persona evalúa los estímulos negativos fugaces, como
esa taza de café caída, puede influir en su bienestar psicológico a largo
plazo.
"Una forma de pensar en ello es que cuanto más tiempo tu
cerebro se aferra a un evento o estímulo negativo, más infeliz reporta
ser", dijo Nikki Puccetti, del Departamento de Psicología y autor principal
del estudio publicado el lunes en la revista Journal of Neuroscience.
"Básicamente, encontramos que la persistencia del cerebro de una persona
en aferrarse a un estímulo negativo es lo que predice experiencias emocionales
diarias más negativas y menos positivas. Eso, a su vez, predice qué tan bien
creen que les va en la vida".
"La mayoría de la investigación en neurociencia humana
analiza la intensidad con la que el cerebro reacciona a los estímulos
negativos, no cuánto tiempo el cerebro se aferra a un estímulo", dijo
Aaron Heller, autor principal del estudio y profesor asistente de psicología. “Estudiamos
el desbordamiento: cómo el colorido emocional de un evento se extiende a otras
cosas que suceden. Comprender los mecanismos biológicos de eso es de vital
importancia para comprender las diferencias en la función cerebral, las
emociones diarias y el bienestar ", agregó.
Para su estudio, los investigadores se propusieron aprender
cómo las diferentes reacciones en el cerebro a imágenes emocionales se
relacionan con experiencias emocionales momentáneas en la vida diaria e incluso
con el bienestar psicológico a lo largo del tiempo. Plantearon la hipótesis de
que la amígdala, la estructura en forma de almendra a ambos lados del cerebro
que evalúa los estímulos y apoya la emoción y la memoria, jugó un papel
importante.
Confirmaron sus sospechas analizando datos del estudio Midlife in the United States (MIDUS),
uno de los estudios longitudinales más ricos y singulares sobre la salud y el
bienestar de miles de adultos a medida que envejecen. Iniciado por el Instituto
Nacional sobre el Envejecimiento en 1995, el estudio continuó en 2002 en la
Universidad de Wisconsin-Madison, donde Heller obtuvo su doctorado.
Con otros investigadores afiliados al proyecto MIDUS,
Puccetti y Heller analizaron datos de 52 participantes del MIDUS que habían
completado un cuestionario sobre su bienestar psicológico y, en una llamada
telefónica nocturna, informaron los eventos estresantes y las emociones
positivas y negativas que habían experimentado cada uno en el día durante
aproximadamente una semana. Los sujetos del estudio también se sometieron a
exploraciones de imágenes de resonancia magnética funcional (fMRI) que midieron
y mapearon su actividad cerebral mientras veían y calificaban 60 imágenes
positivas y 60 imágenes negativas, intercaladas con 60 imágenes de expresiones
faciales neutrales.
Al conectar los datos de los cuestionarios, los diarios
telefónicos diarios y las instantáneas cerebrales de las fMRI, los
investigadores determinaron que las personas cuya amígdala izquierda se
aferraba a estímulos negativos durante menos segundos tenían más probabilidades
de informar más emociones positivas y menos negativas en su vida diaria. Lo que
se extendió a un bienestar más duradero con el tiempo. Por el contrario, las
personas cuya amígdala izquierda reaccionó de manera más persistente a las
imágenes negativas a lo largo del tiempo informaron más emociones negativas y
menos positivas en su vida diaria.
"Puede ser que para las personas con mayor persistencia
en la amígdala, los momentos negativos se amplifiquen o prolonguen al imbuir
momentos no relacionados que siguen con una valoración negativa",
afirmaron los autores. "Este vínculo cerebro-comportamiento entre la
persistencia de la amígdala izquierda y el afecto diario puede informar nuestra
comprensión de evaluaciones de bienestar más duraderas y a largo plazo".
Y podría explicar, dijo Puccetti, por qué algunas personas
podrían dejar que una taza de café caída arruine su día, mientras que otras no
lo pensarían otra vez después de limpiar el enchastre. También es la razón por
la que espera repetir algún día el estudio con sujetos que, a diferencia de los
participantes del MIDUS, tienen un alto riesgo de desarrollar depresión o
ansiedad.
"Podría darse el caso de que estén mostrando una
persistencia aún mayor y eso es algo que nos puede decir por qué podrían ser
más propensos a desarrollar un trastorno psiquiátrico", anotó Puccetti.
Fuente: Universidad de Miami