Sé amable
Los científicos que estudian la felicidad saben que ser
amable con los demás puede mejorar el bienestar. Actos tan simples como comprar
una taza de café para alguien pueden mejorar el estado de ánimo de una persona,
por ejemplo. La vida cotidiana brinda muchas oportunidades para tales acciones,
pero la gente no siempre las aprovecha.
En un conjunto de estudios publicados online en el Journal of Experimental Psychology: General,
Nick Epley, científico conductual de la Escuela de Negocios Booth de la
Universidad de Chicago, y yo, examinamos una posible explicación. Descubrimos
que las personas que realizan actos de bondad al azar no siempre se dan cuenta
del impacto que están teniendo en otra persona. Las personas subestiman de
manera constante y sistemática cómo otros valoran estos actos.
A través de múltiples experimentos que involucraron a
aproximadamente 1.000 participantes, las personas hicieron un acto de bondad al
azar, es decir, una acción realizada con la intención principal de hacer que
otra persona (que no esperaba el gesto) se sintiera bien. Aquellos que realizaban
tales acciones no esperaban nada a cambio.
📢Suscríbete a nuestro newsletter semanal.
A lo largo de nuestras investigaciones, surgieron varios
patrones sólidos. Por un lado, tanto los ejecutantes como los destinatarios de
los actos de bondad estaban en un estado de ánimo más positivo de lo normal
después de estos intercambios. Por otro lado, estaba claro que los participantes
infravaloraron su impacto: los destinatarios se sintieron significativamente
mejor de lo que esperaban los participantes. Los destinatarios también
calificaron de manera confiable estos actos como "más grandes" que
las personas que los realizaron.
Inicialmente estudiamos los actos de bondad realizados por
personas conocidas, como amigos, compañeros de clase o familiares. Pero
descubrimos que los participantes también subestimaron su impacto positivo en
los extraños. En un experimento, los participantes en una pista de patinaje
sobre hielo en un parque público regalaron chocolate caliente en un frío día de
invierno. Una vez más, la experiencia fue más positiva de lo que los donantes
anticiparon para los destinatarios, que eran personas que casualmente estaban
cerca. Si bien las personas que dieron el chocolate caliente vieron el acto
como relativamente intrascendente, realmente les importó a los destinatarios.
Nuestra investigación también reveló una razón por la que
las personas pueden subestimar el impacto de sus acciones. Cuando le pedimos a
un grupo de participantes que estimara cuánto le gustaría a alguien recibir un
cupcake simplemente por participar en un estudio, por ejemplo, sus predicciones
estaban bien calibradas con las reacciones de los destinatarios. Pero cuando
las personas recibieron cupcakes a través de un acto de bondad al azar, los dadores
de cupcakes subestimaron cuán bien se sentirían sus destinatarios. Los
destinatarios de estas acciones inesperadas tienden a centrarse más en la
calidez que los emisores.
Nuestro trabajo sugiere que el simple hecho de ser parte de
una interacción prosocial positiva es significativo más allá de lo que sea que
una persona reciba. La gente entiende que los cupcakes pueden hacer que la
gente se sienta bien, sin duda, pero resulta que los cupcakes entregados con
amabilidad pueden hacer que se sientan sorprendentemente bien. Cuando alguien
está pensando principalmente en el sabroso manjar que está regalando, es
posible que no se dé cuenta de que la calidez de ese gesto es un ingrediente adicional
que puede hacer que el cupcake sea aún más dulce.
Pasar por alto la importancia de la calidez puede
interponerse en el camino de ser más amable en la vida diaria. La gente
generalmente quiere realizar acciones amables; de hecho, muchos de nuestros
participantes señalaron que les gustaría hacerlo con más frecuencia. Pero
nuestros datos sugieren que subestimar el impacto de las acciones de uno puede
reducir la probabilidad de bondad. Si las personas subestiman este impacto, es
posible que no se molesten en llevar a cabo estos comportamientos cálidos y
prosociales.
Además, las consecuencias de estos actos pueden ir más allá
de un solo destinatario: la amabilidad puede ser contagiosa. En otro
experimento, hicimos que la gente participara en un juego económico que nos
permitió examinar lo que a veces se denominan efectos de "pago por
adelantado". En este juego, los participantes repartían dinero entre ellos
y una persona a la que nunca conocerían. Las personas que acababan de recibir
un acto de bondad dieron mucho más a una persona anónima que aquellas que no lo
habían hecho. Mientras tanto, la persona que realizó el acto inicial no
reconoció que su generosidad se derramaría en estas interacciones posteriores.
Estos hallazgos sugieren que lo que puede parecer pequeño cuando estamos decidiendo si hacer o no algo bueno por otra persona podría ser muy importante para la persona por la que lo hacemos. Dado que estos gestos cálidos pueden mejorar nuestro propio estado de ánimo y alegrar el día de otra persona, ¿por qué no elegir la amabilidad cuando podamos?
Fuente: Scientific American/ Traducción: Dana Pascal