Todavía no sabemos qué es exactamente un bosque urbano
En las ciudades de todo Estados
Unidos, se encuentran muchas más especies de árboles en los patios residenciales
que en los parques cercanos o en los paisajes autóctonos fuera de la ciudad,
según un nuevo análisis. Los hallazgos sugieren que los patios residenciales
hacen una importante contribución a la biodiversidad de los árboles en el
bosque urbano, pero los investigadores sostienen que no está tan claro si eso
se traduce en mayores servicios ecosistémicos o en resiliencia frente al cambio
climático.
Los bosques urbanos tienen una variedad de beneficios, ya que proporcionan una mejor calidad del aire, espacios
verdes para que la gente haga ejercicio y disfrute, y también hábitat para
otras especies. Y en los últimos años, las ciudades han estado plantando más árboles como parte de los esfuerzos por mitigar el cambio climático y reducir
el efecto de isla de calor urbana.
Pero el bosque urbano también es un
concepto extenso y algo desordenado, que abarca árboles de la calle, árboles en
grandes parques con áreas relativamente sin gestionar y árboles en patios
residenciales, producto de decisiones de plantación difusas y quizás
contradictorias. Y hasta ahora no ha estado claro cómo se comparan los árboles
realmente presentes en las ciudades con los beneficios que la gente espera que
proporcione el bosque urbano en su conjunto.
📢Suscríbete a nuestro newsletter semanal.
En el nuevo estudio, los investigadores
analizaron datos sobre especies de árboles que se encuentran en patios
residenciales, grandes parques públicos y paisajes nativos cercanos en o
alrededor de seis ciudades que representan diferentes zonas climáticas en los
Estados Unidos: Baltimore, Boston, Los Ángeles, Miami, Minneapolis-St. Paul y
Phoenix.
La mayoría de las especies de árboles
que se encuentran en los patios residenciales no son nativas, informan los
investigadores en la revista Frontiers in
Ecology and the Environment. También tienden a ser menos tolerantes a la
sequía que los árboles en parques públicos y áreas naturales.
"La divergencia entre áreas
naturales y manejadas por humanos fue más dramática en climas áridos",
escriben los investigadores. Las ciudades más secas, Phoenix y Los Ángeles,
tenían muchas especies tolerantes a la sequía en parques y áreas naturales; de
hecho, todas las especies de árboles encontradas en parques y áreas naturales
de Phoenix eran nativas y tolerantes a la sequía.
Pero incluso en ciudades secas, los
patios residenciales albergan muchas especies sedientas. En un futuro más
cálido y seco con menos agua disponible para riego residencial, estos sectores
del bosque urbano podrían no tener tan buena suerte, sugieren los investigadores.
Un análisis previo de este conjunto
de datos sugirió que las preferencias humanas por ciertas especies y rasgos
–como las flores vistosas– conducen a una homogeneización del bosque urbano,
con comunidades de árboles en diferentes ciudades más similares entre sí que a
los paisajes nativos cercanos.
El nuevo análisis añade algunos
matices. “Aquí, encontramos que el efecto de las preferencias humanas –como se
manifiesta por un alto número de especies leñosas introducidas– es más obvio en
los patios residenciales y en ciudades con climas más cálidos, como Los
Ángeles, Miami y Phoenix”, escriben los investigadores. “Por ejemplo, en las
ciudades del norte de Baltimore, Boston y Minneapolis-St Paul, aproximadamente
el 50% de las especies de árboles en los patios residenciales eran nativas,
mientras que en las ciudades del sur de Los Ángeles, Miami y Phoenix, menos del
25% de las especies de árboles en los patios residenciales eran nativas”.
De las seis ciudades, Miami tenía el
porcentaje más alto de especies no nativas en grandes parques públicos. “Estos
resultados sugieren que las ciudades cálidas y húmedas pueden ser especialmente
vulnerables a la disminución de los servicios ecosistémicos asociados con la
biodiversidad nativa (por ejemplo, plantas y vida silvestre) en respuesta a la
creciente urbanización”, dicen los investigadores.
Fuente: Anthropocene/ Traducción: Maggie Tarlo