La esposa del arquitecto
En una entrevista de 1997, Denise Scott Brown comentó que
"es interesante considerar qué habría sucedido si Bob y yo hubiéramos sido
hombres". El "Bob" al que se refiere es Robert Venturi, su socio
arquitecto y esposo.
Reconocer la obra de Denise Scott Brown es necesario para
comprender la arquitectura estadounidense de la segunda mitad del siglo XX.
Scott Brown es una arquitecta y urbanista que escribió, habló, enseñó y diseñó
a lo largo de su carrera, creando una influencia duradera tanto en el entorno
construido como en las futuras generaciones de arquitectos. Sin embargo, cuando
pensamos en ella, la historia que se destaca a menudo son las injusticias que
experimentó como mujer trabajando en el campo de la arquitectura. ¿Por qué?
Porque Scott Brown realmente habló de ello. Usó su posición para resaltar las
dificultades profesionales que enfrentó por su género y por su rol de “esposa”.
Scott Brown nació en Nikana, Rodesia del Norte (ahora
Zambia) en 1931. Estudió arquitectura en tres continentes (África, Europa y
América del Norte) antes de establecerse en Filadelfia. Se mudó allí con su
marido en 1958 para estudiar juntos planificación urbana en la Universidad de
Pensilvania. Sin embargo, él murió trágicamente en un accidente automovilístico
al año siguiente, dejándola para completar su maestría en solitario. Terminó
sus estudios en 1960 y ese mismo año se convirtió en docente de la universidad.
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Scott Brown también conoció a su compañero de facultad
Robert Venturi en 1960, durante una reunión en la que defendió la preservación
de la biblioteca de la universidad, que había sido diseñada por Frank Furness.
Scott Brown dejó Penn en 1965 para enseñar en California, pero cuando ella y
Venturi se casaron en 1967, regresó a Filadelfia para unirse a su firma,
Venturi y Rauch. Pronto se convirtió en la directora a cargo de la
planificación, pero el hecho de que ella y Venturi mantuvieran una relación
tanto privada como profesional pareció permitir que otros disminuyeran su
papel, y algunos asumieron que Venturi simplemente estaba poniendo su nombre en
su trabajo. Al trabajar con Venturi, incluso con la incorporación de su nombre
a la firma en 1980, a Scott Brown no se le podía permitir su propia identidad
arquitectónica. En la entrevista de 1997 citada anteriormente, señala que “[los
arquitectos] Greene y Greene tienen una identidad como dos hombres. Hardy,
Holzman y Pfeiffer parecen tener una identidad como tres personas”, e incluso
Venturi y Rauch tenían identidades separadas. Sin embargo, eso parecía
imposible para Scott Brown.
Y luego está el único y notorio punto de su carrera en el
que todo este borrado se hizo muy público. Cuando su socio, Robert Venturi,
recibió el Premio Pritzker de Arquitectura en 1991, ella no recibió el mismo
reconocimiento. A pesar de que su carrera colaborativa quedó reflejada en el
anuncio del premio de Venturi, el jurado explicó que el Pritzker sólo podía
concederse a una sola persona, a pesar de que los dos arquitectos trabajaron
juntos (y con John Rauch antes de su jubilación en 1987). Scott Brown se negó a
asistir a la ceremonia en señal de protesta.
La regla del “arquitecto único” se mantuvo durante una
década hasta que Jacques Herzog y Pierre de Meuron recibieron conjuntamente el
Premio Pritzker en 2001. Si Scott Brown hubiera recibido el honor en 1991,
habría sido la primera mujer en recibir el premio (esa distinción fue para Zaha
Hadid en 2004.) La decisión del Pritzker fue quizás aún más frustrante, ya que
se produjo apenas dos años después de que Scott Brown publicara por primera vez
su ensayo, “Room at the Top? Sexism and the Start System in Architecture”, en
el que expone las luchas que enfrentó como arquitecta que trabajaba en
colaboración con su marido arquitecto. En él, aborda, entre muchas
experiencias, cómo a menudo la trataban como “la esposa del arquitecto”, a
diferencia de una más de los arquitectos.
Hoy en día, Scott Brown es ampliamente reconocida por sus
contribuciones a los campos de la arquitectura y la planificación urbana. Su
acercamiento a estos campos a lo largo de su carrera fue reflexivo y analítico,
ya que se veía a sí misma “profundamente involucrada en el debate entre
arquitectos y planificadores, luchando arduamente por ambos lados”. Intentó
“mostrar a los planificadores por qué no pueden darse el lujo de ignorar las
preferencias estéticas de los arquitectos, y a los arquitectos por qué los
planificadores los consideran socialmente irresponsables”. Learning from Las Vegas, del que fue coautora con Venturi y Steven
Izenour, sigue siendo un texto imprescindible cincuenta años después de su
publicación. Ahora que tiene más de noventa años y se ha retirado de la
práctica, Scott Brown sigue siendo tema de documentales, podcasts, libros y
ensayos, incluso mientras ella misma continúa escribiendo más.
Fuente: Jstor/ Traducción: Horacio Shawn-Pérez