El regreso de las casas prefabricadas alemanas
En una bulliciosa obra en Mannheim, un antiguo centro
industrial del sur de Alemania, los constructores están dando los toques
finales a edificios de madera en tonos rosa y blanco crema que parecen bloques
de juguete idénticos dispuestos alrededor de una plaza central.
El complejo de apartamentos, que contará con 194 unidades de
vivienda asequible muy necesaria, se está construyendo a partir de elementos
prefabricados: paredes y otros componentes modulares hechos en una fábrica que
se transportan en camión a la obra, lo que reduce costos y tiempos de
construcción. Es una técnica que, según la recién nombrada ministra de vivienda
de Alemania, Verena Hubertz, es clave para solucionar la crisis de vivienda que
afecta a las ciudades alemanas.
Frente a un déficit de aproximadamente 1,9 millones de
viviendas asequibles, Hubertz ha promovido la estandarización de la
construcción como algo esencial para cumplir su promesa de reducir a la mitad
los costos promedio de construcción de nuevas viviendas. "Nos centraremos
en la construcción en serie y modular, porque ese es el futuro", dijo
Hubertz en un comunicado tras asumir el cargo en mayo.
La prefabricación parece una solución obvia para reducir
costos y tiempos de construcción, y la construcción modular se ha utilizado
para diversos tipos de edificios en todo el mundo, desde Estados Unidos hasta
Japón, y desde Suecia hasta Sudáfrica. Con los elementos de construcción hechos
en fábricas y luego enviados para su ensamblaje, la estandarización puede ser
más barata y rápida que construir casas a medida en el lugar desde cero.
Al menos, esa es la ambición. Pero la industria aún tiene
dificultades para implementarlo a gran escala. Solo unas pocas empresas
alemanas son capaces de fabricar piezas de construcción en las cantidades
adecuadas, y la construcción modular requiere desarrollar una red compleja para
el abastecimiento de materiales y la gestión logística, según Jan Hedding de la
empresa de construcción en madera en serie Nokera AG, que está desarrollando
los apartamentos de Mannheim.
Además de los importantes gastos iniciales para los
constructores, la idea de estandarizar las casas también ha enfrentado la
oposición de arquitectos y residentes preocupados por la estética de los
edificios prefabricados. Las estructuras fabricadas en serie tienen una especie
de problema de imagen, ya que la técnica a menudo se asocia con edificios
baratos, utilitarios y temporales.
La relación de Alemania con la vivienda prefabricada es
quizás más profunda y compleja que en otros lugares. En la posguerra, la
República Democrática Alemana, de liderazgo comunista, utilizó la construcción
prefabricada a una escala enorme, dejando un gran número de edificios modulares
y una actitud ambivalente por parte del público. A medida que el gobierno
reaviva su compromiso con este tipo de construcción, los políticos y las
empresas de construcción esperan que, esta vez, los nuevos prefabricados dejen
un legado más feliz que sus predecesores de la Guerra Fría.
Ciudad de losas
La idea de los edificios en serie y modulares es antigua, pero
en Alemania se hizo particularmente popular después de la Segunda Guerra
Mundial, ya que la destrucción urbana a gran escala y la llegada de 12 millones
de refugiados de antiguos territorios alemanes dejaron al país dividido con un
déficit de aproximadamente 2,1 millones de viviendas en el Sector Oriental y
5,5 millones en el Sector Occidental.
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Inicialmente, la producción de viviendas se centró en
grandes bloques de apartamentos, construidos en grandes cantidades. En Alemania
Occidental, a partir de la década de 1950, comenzaron a aparecer grandes
complejos residenciales conocidos como Großwohnsiedlungen. Pero fue en Alemania
Oriental donde los Plattenbauten —"edificios de losas", en referencia
a las losas de hormigón prefabricado que componen sus fachadas— se convirtieron
en elementos característicos del entorno construido. Los edificios modulares
continuaron construyéndose durante las décadas de 1970 y 1980: a lo largo de
tres décadas, la RDA construyó casi 2 millones de apartamentos prefabricados.
Inicialmente, encarnaban la promesa socialista de una vida
mejor.
"Se puede imaginar que cuando vienes de un entorno
donde las condiciones de vida son muy limitadas y muy pobres, el entusiasmo era
muy, muy alto al principio", dijo Sigrun Kabisch, quien durante décadas
estudió un barrio de Plattenbau en Leipzig como científica social. Cada
apartamento venía equipado con baño, cocina y calefacción central, mejoras
importantes en ese momento. Los alquileres eran asequibles, ya que el gobierno
los fijó en los niveles de la década de 1930, lo que hizo que los Platten
fueran inicialmente bien recibidos.
Para 1989, uno de cada tres alemanes orientales vivía en un
Platte, en comparación con solo uno de cada 60 en Alemania Occidental. Si bien
el volumen era diferente, reflejaban un objetivo compartido de la posguerra:
racionalizar la vivienda y abordar las necesidades urgentes.
Declive y rechazo
La imagen de modernidad, sin embargo, no duró. Después de la
reunificación alemana en 1989, la construcción modular rápidamente cayó en
desgracia. A medida que la población de la antigua Alemania Oriental se
estancaba, con tasas de natalidad colapsadas y un alto desempleo que impulsaba
la migración hacia el oeste, muchos barrios de Plattenbau se deterioraron en
focos de pobreza y la demanda disminuyó drásticamente. Estaban mal aislados y
eran difíciles de calentar, y el diseño uniforme fomentaba una sensación de
anonimato y aislamiento social.
Los críticos veían cada vez más la planificación detrás de
estos barrios como antiurbana. Los complejos de Plattenbau a menudo se
diseñaban en una configuración típicamente modernista de "Torres en el
parque" que separaba los edificios residenciales de las autopistas
principales y otros medios de transporte. Carecían de centros sociales
vibrantes, y los grandes espacios vacíos alrededor de las torres hacían que los
residentes se sintieran inseguros. A medida que los distritos de Plattenbau se
extendían hacia afuera en aglomeraciones sin alma, muchos tenían poca conexión
con la ciudad antigua que había crecido de manera más orgánica a lo largo de
varios siglos.
Mientras tanto, las nuevas construcciones después de la
reunificación se centraron en casas unifamiliares en la periferia urbana, una
forma de vivienda más individualista que había estado ausente durante mucho
tiempo en el Este. Muchos complejos de Plattenbau fueron abandonados o
demolidos.
"Es difícil de imaginar hoy en día, cuando se oye
hablar de la escasez de vivienda en las grandes ciudades", dijo Kabisch
sobre la demolición de los Platten. "Pero así era en ese entonces".
El regreso de los Platten
Hoy en día, Alemania se encuentra en otra crisis de vivienda
asequible. Si bien la necesidad es menos grave que después de la Segunda Guerra
Mundial, la producción de construcción no ha logrado satisfacer la demanda. Más
de 600.000 apartamentos se terminaron anualmente entre 1950 y 1970. De 2000 a
2020, el promedio bajó a 245.000. Más recientemente, el aumento de los precios
de los materiales y los mayores costos de financiación han añadido más presión.
El país está volviendo a centrar su atención en la prefabricación: el Platte
2.0.
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Los políticos y promotores están ansiosos por reinventar el
concepto, cambiando la monotonía arquitectónica de la vivienda de la era de la
Guerra Fría por un mejor diseño, materiales mixtos y detalles más
individualistas para cada edificio.
Las ventajas económicas pueden ser considerables: la
prefabricación puede reducir el tiempo de construcción en el lugar de seis a
nueve meses y recortar los costos de materiales y mano de obra de los actuales
€5000 por metro cuadrado a menos de €3000, según Hedding de Nokera.
"Entregamos casi el 80% del producto final a la
obra", dijo Hedding, quien cofundó la empresa con sede en Suiza hace
cuatro años. "Todo llega prefabricado. Lo único que queda por hacer aquí
es ensamblar las paredes". Los trabajadores en el lugar añaden pisos,
cocinas y baños; los edificios terminados están hechos en gran parte de madera,
excepto por las escaleras centrales y el aislamiento.
Si bien otras estructuras prefabricadas aún dependen del
hormigón, los constructores modernos pueden usar una forma de cemento con menos
carbono y una cantidad menor de hormigón que la que usaban en la década de
1970, lo que hace que las casas no solo sean más agradables visualmente sino
también mejores para el medio ambiente.
Haciendo realidad la prefabricación
Además de materiales más sostenibles, los nuevos
prefabricados de Alemania también se diferencian por una mayor variedad de
diseños de revestimiento y comodidades como persianas eléctricas. Compararlos
con sus austeros predecesores de la era comunista, dice Hedding, es "un
poco como comparar un carruaje tirado por caballos con un Tesla".
Los conceptos modernos también permiten una mayor
diversidad, dice Harald Deinsberger-Deinsweger, codirector del Instituto de
Psicología Residencial y Arquitectónica en Graz, Austria. "Se está dejando
de simplemente apilar cinco unidades residenciales una encima de la otra, con
intentos de dar a los proyectos individuales al menos características
diferentes", dijo.
Sin embargo, los temores a una estética aburrida y monótona
persisten, y el 78% de las nuevas casas de Alemania en 2024 todavía se estaban
construyendo de la manera tradicional.
Hedding predice que la construcción modular se expandirá
drásticamente después de 2026, a medida que más empresas de construcción
organicen sus cadenas de suministro y la capacidad de las fábricas aumente.
Pero si este auge ocurre puede depender menos de cómo se ensamblen estos nuevos
desarrollos, o de cuán atractivos sean, y más de qué tan bien encajen en el
tejido urbano existente.
"En mi opinión, los desafíos se encuentran principalmente
en el área de la planificación urbana, en lugar de en la construcción modular
de unidades residenciales individuales en sí mismas", dijo Clemens
Günther, investigador del Instituto de Europa del Este de la Universidad Libre
de Berlín. La verdadera innovación, en otras palabras, será reimaginar la
relación de los alemanes con el Platte, incrustando la vivienda prefabricada en
comunidades vibrantes y conectadas que realmente reflejen las necesidades de
los residentes modernos.
CityLab/ Traducción: Horacio Shawn-Pérez
