La modesta genialidad del velcro
Es muy probable que hoy hayas usado velcro: para sujetar una
zapatilla, cerrar una bolsa de deporte o unir todos esos cables de computadora
debajo de tu escritorio. Todos estamos familiarizados con sus ganchos con textura
áspera que se enganchan en el lado suave y peludo (o se enganchan en la ropa si
no tienes cuidado) y hacen ese rrrrppp
satisfactorio cuando se separan. Se clasifica como cierre de "velcro"
y Velcro es el nombre de la marca, aunque se ha convertido en una marca
comercial genérica, como "Cinta Scotch", "Xerox" y
"Kleenex". Pero el agarre de los ganchos se inspiró en la naturaleza:
un proceso conocido como "biomimesis", donde los procesos naturales
se copian artificialmente.
Como explica Martin I. Jacobs en Scientific American, al inventor suizo George de Mestral se le
ocurrió la idea del velcro a principios de la década de 1940 después de
quitarle las rebabas a su perro (o posiblemente de las piernas de su pantalón,
como dice otra versión de la historia). Bajo un microscopio, las rebabas
muestran cientos de pequeños ganchos, perfectos para engancharse al pelaje de
un animal que pasa (o a la ropa de un humano que pasa), ayudando a distribuir
la semilla de la planta donde quiera que vaya el portador.
“Una fruta espinosa se convirtió así en la inspiración para
los ganchos y lazos de nailon que se han utilizado desde la década de 1950 como
sujetadores universales para todo, desde pañales desechables hasta armaduras
para transporte de tropas”, escribe Jacobs.
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Al replicar las rebabas en los sujetadores de velcro, de
Mestral creó un producto con una fuerza de agarre tan grande que puede soportar
el peso de una persona de 175 libras con solo un cuadrado de dos pulgadas. Ese
cuadrado de dos pulgadas podría tener unos 3000 ganchos y bucles, y solo un
tercio de ellos necesita estar enganchado para realizar esta tarea de
levantamiento pesado.
“Los anzuelos se desprenden con menos fuerza cuando se tiran
en un ángulo oblicuo”, explica Jacobs, ya que el tirón diagonal actúa contra
una sola fila en lugar de contra todo el cuadrado de anzuelos.
El velcro llegó al mercado en la década de 1950 y su
versatilidad lo ha llevado a usarse en todas partes, desde chaquetas de esquí
hasta naves espaciales. Se pueden coser tiras a la tela y también viene en
pequeños círculos adhesivos para poner en otras superficies.
Para los profesores de ciencias, el velcro puede ser parte
de las lecciones sobre la creación de sujetadores o la dispersión de semillas.
Para el resto de nosotros, es una lección objetiva de creatividad y el genio de
la naturaleza.
Fuente: Jstor/ Traducción: Maggie Tarlo