Una nueva filosofía arquitectónica


Nayef Al-Rodhan 

Hace dos décadas, Lord Norman Foster, uno de los grandes arquitectos británicos, dijo que un arquitecto diseña para el presente, con conciencia del pasado, para un futuro esencialmente desconocido. En la actualidad, los arquitectos se están aventurando más profundamente en lo desconocido a medida que las herramientas de inteligencia artificial como Dall-E y Midjourney crean planos y los convierten en imágenes fotorrealistas en segundos, en lugar de semanas.

¿Estas nuevas herramientas de inteligencia artificial dejarán a los arquitectos sin trabajo? No necesariamente. Pero deberían actuar como una llamada de atención para la profesión. Los arquitectos necesitan reevaluar su papel dentro de la sociedad y adoptar enfoques interdisciplinarios y transdisciplinarios en su trabajo diario. La investigación filosófica, en particular, puede agregar ideas innovadoras a la arquitectura y crear espacios que resuenen con experiencias y valores humanos más profundos, algo que las herramientas de inteligencia artificial no pueden hacer bien (todavía).

 

Arquitectura y filosofía

Si rascas bajo la superficie, descubrirás que la arquitectura es una empresa intrínsecamente filosófica basada en la estética y la ética, incluidas las teorías de la naturaleza humana. La filosofía juega un papel fundamental en la configuración de espacios que trascienden la mera funcionalidad. La arquitectura impulsa a los arquitectos a considerar las implicaciones éticas y morales de su trabajo y a pensar en el impacto que sus diseños tienen en los individuos y las comunidades, así como en el medio ambiente natural. La forma en que pensamos sobre nuestros hogares y lo que hace que un edificio sea hermoso es profundamente filosófica, ya que también refleja cómo nos vemos a nosotros mismos y a la humanidad en general. Al entrelazar ideas filosóficas con el arte del diseño, la arquitectura nos permite explorar la esencia de la existencia humana, enmarcando así nuestros valores, creencias y aspiraciones.

La relación entre la arquitectura y la filosofía sigue estando profundamente arraigada tanto en la práctica del diseño como en el discurso teórico. Los filósofos más destacados del siglo XX, como Martin Heidegger, Michel Foucault y Jacques Derrida, dejaron una gran huella en los edificios famosos construidos en las últimas décadas: desde la influencia de los textos de Kenneth Frampton hasta los diseños modernistas inspiradores de Rem Koolhaas y Peter Eisenman. La profunda, a menudo discreta, influencia de la filosofía en la arquitectura también se puede ver en la práctica reciente de la reutilización adaptativa, el proceso de transformar edificios vacíos en escuelas, parques públicos, oficinas o apartamentos. La reutilización adaptativa plantea una serie de cuestiones filosóficas espinosas, entre ellas: ¿pierde un monumento su valor histórico si se ha transformado radicalmente? En este caso, me viene a la mente la paradoja de Teseo sobre la identidad a lo largo del tiempo. Si el barco en el que navegaba Teseo fue completamente reparado y se reemplazaron casi todas las piezas, ¿sigue siendo el mismo barco? Esta pregunta ha estado en el centro de los debates recientes sobre la preservación histórica, y muchas personas sostienen ahora que lo que más importa es preservar la idea, no el material en sí.

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Las nuevas herramientas de arquitectura de IA harán que, a corto plazo, el buen diseño sea asequible y accesible. Un vistazo rápido a las redes sociales nos recuerda que el diseño arquitectónico está siendo utilizado cada vez más por personas que no son arquitectos como un medio visual por derecho propio, algo que se retroalimentará en la arquitectura real a medida que las personas se vuelvan más hábiles en la manipulación de las visiones de la IA. Pero la IA seguirá siendo insuficiente a la hora de comprender la naturaleza humana, así como nuestras necesidades emocionales y de dignidad. La dignidad significa mucho más que la mera ausencia de humillación. También requiere reconocimiento, manifestado a través de nueve necesidades humanas críticas: razón, seguridad, derechos humanos, rendición de cuentas, transparencia, justicia, oportunidad, innovación e inclusión.

Estas necesidades de dignidad deberían ser la columna vertebral de los futuros planes de construcción, como lo son para la gobernanza sostenible, la paz y la seguridad, el progreso civilizatorio colectivo y el futuro de la humanidad en general. Los proyectos arquitectónicos transculturales, de los que actualmente hay muy pocos, también deberían buscar inspiración en influencias no occidentales, como la Alhambra de Granada y la Gran Mezquita de Córdoba (que se convirtió en catedral en 1236). Estas joyas arquitectónicas árabe-islámicas en España son un recordatorio de las importantes influencias árabes en la arquitectura gótica occidental: desde la Abadía de Westminster y la Catedral de San Pablo hasta la Catedral de Notre Dame, el Duomo de Florencia y la Catedral Nacional de Washington, entre otras. Cada punto culminante de la historia de la civilización humana tuvo lugar después de construir sobre los logros de otras culturas, un proceso que llamo el Modelo Oceánico de Civilización. La arquitectura se estancaría sin estos intercambios culturales.

Por supuesto, el pensamiento innovador en arquitectura no es algo nuevo. A finales de los años 1960 y 1970, una época en la que el dominio del modernismo se desmoronó bajo la presión de las alternativas emergentes, los arquitectos buscaron nueva inspiración en otras disciplinas, desde las artes hasta las ciencias y la filosofía. De cara al futuro, los arquitectos del mañana deberán estar equipados con herramientas transdisciplinarias como la neuro-tecno-filosofía, un marco que he presentado para comprender el nexo entre inteligencia artificial, neurociencia y filosofía que sustenta nuestra sociedad actual. Hacerlo ayudará a garantizar que los edificios del futuro estén en sintonía con nuestras predilecciones neurobiológicas, necesidades neuroconductuales, aspiraciones y valores para la paz y la prosperidad colectivas. Huelga decir que no son solo nuestros paisajes urbanos los que se beneficiarán de estas transferencias transdisciplinarias de conocimiento. Carl Jung, el psiquiatra y psicoanalista suizo, adoptó la arquitectura como una herramienta conceptual para comprender la estructura de la psique humana.

Más de un siglo después de que el sueño de Jung de una casa de varios pisos le ayudara a desarrollar su idea del inconsciente colectivo, estamos viendo cómo se arraigan en todo el mundo enfoques innovadores y transdisciplinarios de la arquitectura. Entre ellos se encuentra “The Line”, una ciudad inteligente lineal en construcción como parte del proyecto futurista Neom de Arabia Saudita, que redefine el concepto de desarrollo urbano. La autodenominada “ciudad cognitiva” nos da una idea de cómo podrían ser las ciudades del futuro: entornos multiculturales, psicológicamente reflexivos, ultraconectados y respaldados por inteligencia artificial, libres de automóviles, emisiones e incluso carreteras. Diseñada para funcionar completamente con energía renovable y con planes de convertir el 95 por ciento del territorio en una reserva natural, la adopción por parte de The Line del urbanismo de gravedad cero, un enfoque que fomenta el bienestar colectivo, podría ofrecer un modelo para otras ciudades futuras que quieran priorizar la conservación de la naturaleza, la habitabilidad y el progreso humano sostenible.

El amanecer de una nueva era definida por la IA y otras tecnologías disruptivas podría conducir a transformaciones transdisciplinarias positivas en la arquitectura, pero solo si el bienestar psicológico humano y las reflexiones neurofilosóficas se reconcilian con las innovaciones tecnológicas visionarias y la sostenibilidad ambiental. Al entrelazar estas facetas, la próxima generación de arquitectos tiene la oportunidad de mantenerse a la vanguardia y crear entendimientos transculturales colectivos, simbióticos y sinérgicos para un futuro más sostenible, pacífico, seguro y próspero para todos.

Fuente: Jstor/ Traducción: Horacio Shawn-Pérez 

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