Construir una ciudad rectilínea no tiene sentido matemático



Darren Orf


En enero de 2021, el Príncipe Heredero de Arabia Saudita, Mohammed bin Salman bin Abdulaziz Al Saud, anunció un megaproyecto como ningún otro. Apodado “La Línea”, este enorme proyecto de desarrollo urbano prometía construir una ciudad (como su nombre indica) en línea recta en lugar de la típica expansión urbana circular.

La ciudad, que se extiende desde la Ciudad Roja hasta la ciudad de Tabuk, a 180 kilómetros de distancia, junto con sus aproximadamente 9 millones de habitantes, carecería por completo de automóviles y, en cambio, estaría unida por un sistema ferroviario de alta velocidad que podría viajar desde un extremo de La Línea a la otra en tan solo veinte minutos.

La idea es un alejamiento radical del diseño típico de una ciudad, y las diapositivas que acompañaron al príncipe durante su presentación tipo Apple, hace dos años, parecían el arte conceptual de una ambiciosa película de ciencia ficción. Pero las ideas que cambian paradigmas (aunque ésta no es la primera ciudad lineal jamás concebida) siempre parecen extrañas para las personas acostumbradas a las antiguas formas de vida. Quizás La Línea, con su existencia sin automóviles y su (supuesto) bajo impacto ambiental, tenga mucho sentido.

Bueno, las matemáticas no están de acuerdo.

Complexity Science Hub, una organización de investigación con sede en Viena, Austria, publicó un artículo en junio en la revista NPJ Urban Sustainability detallando por qué La Línea es una especie de pesadilla para los viajeros. Según el artículo, seleccionar al azar sólo dos futuros residentes de La Línea muestra por qué diseñar una ciudad en línea recta esencialmente maximiza los desplazamientos desde el punto A al punto B.

“Si sus 9 millones de habitantes se distribuyen homogéneamente en la ciudad, cada kilómetro tendrá aproximadamente 53.000 personas. Si elegimos al azar a dos personas de la ciudad, estarán, en promedio, a 57 kilómetros de distancia”, se lee en el documento. "Aunque La Línea ocupa sólo el 2 por ciento de la superficie de Johannesburgo, si elegimos a dos personas al azar en Johannesburgo, están a sólo 33 kilómetros de distancia", explicó el equipo en su artículo.

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No estamos aquí simplemente para negar una nueva idea, los investigadores ofrecen una propuesta alternativa llamada El Círculo. En lugar de construir en línea recta, los urbanistas podrían tomar los mismos edificios propuestos para La Línea y organizarlos en un círculo. Hacer este simple cambio, al menos en el papel, crearía una ciudad de sólo 6,5 kilómetros de diámetro, esencialmente con 9 millones de residentes en una ciudad del tamaño de Pisa, Italia, la misma superficie propuesta para La Línea.

Los residentes estarían a poca distancia de casi el 25 por ciento de toda la ciudad, y si caminaran sólo un kilómetro y medio más, estarían dentro del 66 por ciento de la ciudad. Ah, y la distancia promedio entre dos residentes aleatorios: aproximadamente dos kilómetros.

Aunque el artículo se centra principalmente en las deficiencias matemáticas del diseño de La Línea, también plantea algunos buenos problemas prácticos. Si la principal línea de tren de la ciudad falla por cualquier motivo, por ejemplo, podría aislar a los residentes de millones de otras personas, una idea que es impensable en las metrópolis modernas de hoy.

Pero los argumentos bien razonados del Complex Science Hub probablemente sean en vano, ya que la construcción de La Línea ya ha comenzado. Estamos construyendo una ciudad en línea recta, tenga o no sentido matemático.

Fuente: Popular Mechanics/ Traducción: Horacio Shawn-Pérez

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