Machu Picchu se construyó intencionalmente sobre fallas geológicas
El antiguo santuario inca de Machu Picchu es considerado uno
de los mayores logros arquitectónicos de la humanidad. Construido en un entorno
andino remoto en lo alto de una cresta estrecha por encima del precipicio de un
cañón del río, el sitio es famoso por su perfecta integración con el
espectacular paisaje. Pero la ubicación del santuario ha desconcertado a los
científicos durante mucho tiempo: ¿por qué los incas construyeron su obra
maestra en un lugar tan inaccesible? La investigación sugiere que la respuesta
puede estar relacionada con las fallas geológicas que se encuentran debajo del
sitio. Lo cual, por supuesto, vuelve al logro arquitectónico todavía más
genial.
El lunes 23 de septiembre de 2019, en la reunión anual de la
GSA en Phoenix, Rualdo Menegat, geólogo de la Universidad Federal de Rio Grande
do Sul, en Brasil, presentó los resultados de un análisis geoarqueológico que
sugiere que los incas construyeron intencionalmente Machu Picchu. Así como
algunas de sus ciudades, en lugares donde se encuentran fallas tectónicas.
"La ubicación de Machu Pichu no es una coincidencia", dice Menegat.
"Sería imposible construir un sitio así en las altas montañas si el
sustrato no se fracturara".
Utilizando una combinación de imágenes satelitales y
mediciones de campo, Menegat mapeó una densa red de fracturas y fallas que se
cruzan debajo del Sitio del Patrimonio Mundial de la UNESCO. Su análisis indica
que estas características varían ampliamente en escala, desde pequeñas
fracturas visibles en piedras individuales hasta grandes lineamientos de 175
kilómetros de largo que controlan la orientación de algunos de los valles de
los ríos de la región.
Menegat descubrió que estas fallas y fracturas ocurren en
varios conjuntos, algunos de los cuales corresponden a las principales zonas de
fallas responsables de elevar las montañas de los Andes centrales durante los
últimos ocho millones de años. Debido a que algunas de estas fallas están
orientadas hacia el noreste-suroeste y otras tienden hacia el noroeste-sureste,
colectivamente crean una forma de "X" donde se cruzan debajo de Machu
Picchu.
El mapeo de Menegat sugiere que los sectores urbanos del
santuario y los campos agrícolas circundantes, así como los edificios y
escaleras individuales, están orientados a lo largo de las tendencias de estas
fallas importantes. "El diseño refleja claramente la matriz de fracturas
subyacente al sitio", dice Menegat. Otras ciudades antiguas incas, como
Ollantaytambo, Pisac y Cusco, también se encuentran en la intersección de las
fallas. "Cada uno es precisamente la expresión de las direcciones
principales de las fallas geológicas del sitio".
Los resultados de Menegat indican que la red subyacente de
fallas y fracturas es tan integral para la construcción de Machu Picchu como su
legendaria cantería. Esta mampostería sin mortero presenta piedras tan
perfectamente juntas que es imposible deslizar una tarjeta de crédito entre
ellas. Como maestros trabajadores de la piedra, los incas aprovecharon los abundantes
materiales de construcción en la zona de la falla. "La intensa fractura predispuso
a las rocas a romperse a lo largo de estos mismos planos de debilidad, lo que
redujo en gran medida la energía necesaria para tallarlas".
Además de ayudar a dar forma a las piedras individuales, la
red de fallas en Machu Picchu probablemente ofreció a los incas otras ventajas.
La principal fue una fuente de agua. "Las fallas tectónicas del área
canalizaron agua de deshielo y agua de lluvia directamente al sitio",
dice. La construcción del santuario en una zona tan alta también tuvo el
beneficio de aislar el sitio de avalanchas y deslizamientos de tierra, riesgos
muy comunes en este entorno alpino.
Las fallas y fracturas subyacentes de Machu Picchu también
ayudaron a drenar el sitio durante las intensas tormentas de lluvia que
prevalecen en la región. "Alrededor de dos tercios del esfuerzo para
construir el santuario involucraba la construcción de drenajes
subterráneos", dice Menegat. "Las fracturas preexistentes ayudaron a
este proceso y contribuyeron a su notable conservación. Machu Picchu nos
muestra claramente que la civilización inca era un imperio de rocas
fracturadas".