La música es esencial para la transmisión del saber etnobiológico
Las canciones son un depósito de conocimiento etnobiológico
y un medio para construir, mantener y movilizar las relaciones de las personas
con sus entornos locales.
La música ha sido un foco de investigación científica de
larga data. Por ejemplo, desde la década de 1850, la función evolutiva de la
música ha sido un tema de gran debate. Más recientemente, el trabajo innovador
de múltiples disciplinas científicas está revelando el poder universal de la
música. Es fundamental para apoyar las expresiones de emoción que trascienden
las divisiones culturales y tiene la capacidad de fomentar la comunicación con
formas de vida no humanas.
La investigación científica muestra que el conocimiento
etnobiológico se transmite a través de la canción, y cómo la música tiene el
poder de expresar y hacer cumplir las intrincadas relaciones entre los humanos,
otros seres y sus ecosistemas.
“Para muchas comunidades indígenas, la tierra y las
canciones asociadas con ella están íntimamente conectadas. La música puede
rastrear las experiencias y las relaciones de los pueblos indígenas con las
tierras en las que han vivido históricamente", dijo Álvaro
Fernández-Llamazares, de la Universidad de Helsinki.
Fernández-Llamazares ha coeditado un número especial en elJournal of Ethnobiology que celebra el lugar de la canción en el mantenimiento,
el intercambio y la mejora del conocimiento etnobiológico. “Este número
especial es una compilación sincera de nueve artículos de diferentes rincones
del mundo y presenta una rica narración de las tradiciones de música de los
pueblos indígenas, que van desde canciones totémicas de mujeres relacionadas
con semillas silvestres en Australia Central, tradiciones de canto de
improvisación en Siberia nororiental o el uso de cascabeles de tortuga en los
Estados Unidos”.
Además de escribir la Introducción al número especial,
Álvaro Fernández-Llamazares también es coautor de uno de los documentos, que
analiza las canciones de caza de los Tsimane, cazadores-recolectores de la
Amazonia boliviana. “Desde 2012, he estado trabajando entre la gente de Tsimane
en las profundidades de la selva amazónica y siempre me ha fascinado la
amplitud y profundidad de sus canciones antiguas. Durante estos años, he podido
recopilar mucha información sobre los contextos sociales y ecológicos en los
que se interpretan y transmiten canciones”, explica. "Nuestra
investigación muestra que la música es un prisma intemporal para observar las
relaciones entre humanos y vida silvestre en todas sus complejidades y
magnificencia".
La música es un componente esencial de la diversidad de la
vida en la Tierra, que está genuinamente consagrada en el concepto de
diversidad biocultural. La idea de la diversidad biocultural surge de la
observación de que la diversidad biológica y cultural están profundamente
entrelazadas, posiblemente co-evolucionadas y amenazadas por las mismas fuerzas
impulsoras. "Así como la biosfera se está degradando, también lo está la
etnosfera, probablemente a un ritmo mucho mayor", agrega
Fernández-Llamazares.
Los documentos recopilados destacan que muchos sistemas
tradicionales de creación de música se están erosionando principalmente debido
a los cambios asociados con la globalización. “Si bien la música tradicional
está ciertamente en riesgo de desgaste en muchos rincones del mundo, la medida
en que las canciones tradicionales continúan siendo honradas y celebradas
atestigua su increíble resistencia. Esperamos poder ayudar a apoyar los
esfuerzos de revitalización para salvaguardar simultáneamente el patrimonio
musical, el conocimiento etnobiológico y la diversidad biocultural en general”.