Agua rural para ciudades sedientas: la reasignación de agua hacia zonas urbanas genera sequías y pueblos fantasmas en el campo
Por Alina Klingsmen
Un equipo internacional de investigadores llevó a cabo la
primera investigación global sistemática de la reasignación de agua de las
regiones rurales a las urbanas: la práctica de transferir el agua de las zonas
rurales a las ciudades para satisfacer la demanda de las poblaciones urbanas en
crecimiento. Descubrieron que 69 ciudades con una población de 383 millones de
personas reciben aproximadamente 16 mil millones de metros cúbicos de agua
reasignada por año, casi el flujo anual del río Colorado.
El estudio, publicado en Environmental Research Letters, demostró
que América del Norte y Asia son puntos calientes para la reasignación de agua
rural a urbana, una práctica que va en aumento en Asia. Se encontró que 21
ciudades dependen de múltiples proyectos de reasignación de agua, como Amman en
Jordania y Hyderabad en India.
Desde 1960, la población urbana global se ha cuadruplicado,
impulsando la demanda y aumentando la competencia entre las ciudades y la
agricultura por el agua. Con 2.500 millones más de habitantes urbanos previstos
para 2050, esta tendencia aumentará. Incluso en el Reino Unido, donde el agua
se considera abundante (¡es una isla, después de todo!), las preocupaciones
sobre la escasez de agua están generando interés en las transferencias de zonas
rurales a las urbanas. El Jefe de la Agencia de Medio Ambiente, Sir James
Bevan, advirtió que Inglaterra podría quedarse sin agua en 25 años. El cambio
climático ejercerá mayor presión sobre los recursos hídricos y sobre la toma de
decisiones regionales acerca la reasignación del agua, como se destacó por las
crisis de sequía en Ciudad del Cabo, Melbourne y Sao Paulo en la última década.
Los investigadores observaron que las ciudades a menudo
tienen el poder económico y político para definir los acuerdos sobre el agua.
Cuando las regiones rurales no participan en el diseño, desarrollo e
implementación de un proyecto de reasignación, ésta puede profundizar la
desigualdad y fomentar el resentimiento y la resistencia. El espectro de
pueblos agrícolas polvorientos y desiertos cobra gran importancia desde el
proyecto icónico que reasignó el agua de los granjeros de Owens Valley a Los
Ángeles, California, a principios del siglo XX. Destellos de conflicto han
emergido desde Melbourne a Monterrey.
"Nuestra investigación indica que la gobernabilidad es
importante", dijo el autor principal de la investigación, Dustin Garrick,
profesor asociado de gestión ambiental en la Universidad de Oxford. "Las
ciudades y las regiones rurales necesitan foros para negociar acuerdos, mitigar
los conflictos, aminorar los impactos y compartir los beneficios de estos
proyectos".
Históricamente, la investigación sobre este tema ha sido
limitada. El profesor Garrick formó un equipo internacional con expertos en
puntos de acceso clave, como China, India y México, para revisar cerca de 100
publicaciones y establecer una nueva base de datos de reasignación global.
"Las cifras globales representan la punta del iceberg,
una estimación de límite inferior", dijo. "Nuestra revisión muestra
que lamentablemente estamos subestimando el tamaño y la escala, así como los
costos y beneficios, de la reasignación de agua rural a urbana, debido a los
principales puntos ciegos en los datos, particularmente en lo que respecta a
América del Sur y África. "Son los lugares donde es probable que las
presiones de agua futuras sean más altas y nuestra capacidad para rastrear la
reasignación es más limitada". Como resultado, las políticas y las
inversiones a menudo se realizan con evidencia limitada, dicen los
investigadores.
El análisis de Garrick y sus colegas ofrece un primer paso
para identificar tanto las amenazas como los ingredientes clave para los
proyectos exitosos de reasignación de agua, lo que podría ayudar a identificar
situaciones de beneficios mutuos en las comunidades rurales y urbanas. Al menos
en el futuro.
La doctora Lucia De Stefano, profesora asociada de la
Universidad Complutense de Madrid, acotó: "Esperamos que los responsables
de la toma de decisiones puedan estar mejor preparados para actuar sobre la
evidencia, especialmente antes de que se produzcan las crisis y la presión por
una acción rápida pueda llevar a decisiones precipitadas y riesgos evitables”.