Algunos se van a Marte y otros regresan al estado-nación
“La gente se queja de las fake news y de la posverdad, pero
esto no significa que seamos menos capaces de razonar”, aseguró el antropólogo
y sociólogo Bruno Latour en una entrevista con el diario El País. Francés, nacido
en 1947, es autor de libros como Nunca
fuimos modernos, La vida en el
laboratorio y Modos de existencia.
“Para lograr mantener un respeto por los medios, la ciencia, las instituciones,
la autoridad, debe haber un mundo compartido. Es un tema que estudié en el
pasado. Para que los hechos científicos sean aceptados hace falta un mundo de
instituciones respetadas. Por ejemplo, con las vacunas se dice: ‘Estos se han
vuelto locos, están en contra de las vacunas’. Pero no es un problema
cognitivo, de información. Quienes están en contra no serán convencidos con un
nuevo artículo en The Lancet. Esta gente dice: ‘Es este mundo contra este otro
mundo, y todo lo que se dice en el mundo de usted es falso’”.
Latour es un interesado en el cambio climático, en el futuro
de la vida en el planeta. Y ha visto cómo el problema evolucionó, no necesariamente
para bien, en las últimas décadas “Ahora estamos ante un proyecto para deshacer
los vínculos, abandonar las construcciones. La reacción más extraordinaria de Donald
Trump consiste en decir: ‘Nosotros no tenemos problemas de cambio climático; es
algo que ocurre en vuestra casa, no en la nuestra’. Considera que el continente
americano no está sujeto a los mismos problemas climáticos que Europa o China.
Esto es una novedad”.
Y sigue: “Esta idea de abandonar las obligaciones la
comparte ahora también Brasil, y consiste en decir: ‘Nos vamos’. Esa es la
versión Trump, pero existe otra variante high tech que dice: ‘Nosotros también
nos vamos, pero hacia un futuro tecnófilo extremo’. Es el proyecto
californiano, poshumano, Marte, la inteligencia artificial, los robots. Lo
interesante es que ahora hay gente que vive en planetas diferentes”.
―Y otros, dice usted, huyen hacia lo local ―le preguntan.
―Sí, la reacción de los que se sienten abandonados por
quienes se marchan a Marte es regresar al Estado-nación tal como lo imaginan,
un Estado-nación imaginado, una ficción. El ejemplo es el Brexit. A diferencia
de los fascismos, no hay un retorno a una conquista territorial, sino a un
Estado-nación vacío de todo sentido práctico. Así que algunos se van a Marte,
otros regresan al planeta nacional, que también es abstracto, y en medio
estamos los infelices que pensamos que, en un momento u otro, habrá que aterrizar:
reconciliar la economía, el derecho, la identidad con el mundo real del que
dependemos.
La entrevista completa, acá.