Henry Giroux: “Los gobiernos de izquierdas se toman más seriamente la educación que los gobiernos fascistas o liberales”
“Si queremos que los profesores sean críticos, hay que formarlos ya sea a través de programas pedagógicos o didácticos”, comentó Henry Giroux en una entrevista con La Vanguardia. Giroux, nacido en 1943 en Rhode Island, es uno de los grandes referentes de la pedagogía crítica. “Yo no creo que se deba hablar tanto de cómo debe funcionar o cómo se debe organizar una clase, sino más bien pensar en cuál debe ser el objetivo de la educación. Y creo que la educación debería dotar a los niños de las aptitudes, los valores para hacer una sociedad sin injusticias, ayudarles a ser reflexivos y también compasivos. Debemos ayudarles a ampliar su imaginación, a aprender, pero también debemos intentar lograr que la educación pueda llevar a un cambio social”.
La pedagogía crítica es un campo de estudios del campo
educativo, a la vez que de un movimiento de activismo político y social, muy
vinculado con el concepto de
conscientização de Paulo Freire. Por eso no es raro que Giroux hable
sobre Freire, el educador y filósofo brasileño fallecido en 1997. Ni que hable
sobre Jair Bolsonaro, el presidente de Brasil, que ha tenido a Freire entre
ceja y ceja desde hace rato: “Vayan a Japón para ver si ellos están preocupados
por el pensamiento crítico”, se quejó Bolsonaro.
“Cuando Lula da Silva accedió al gobierno de Brasil, aumentó
la alfabetización, los sueldos de los profesores e hizo lo posible para que el
sistema educativo fuera democrático”, aseguró Giroux en la reciente entrevista.
“Bolsonaro dijo que eliminaría cualquier referencia a Paulo Freire, que
purgaría a cualquier académico que mencionara su nombre y que eliminaría los
departamentos de filosofía y sociología porque considera que lo único que debe
enseñar la escuela es a transformar la educación en un medio para obtener
dinero. En Cuba, cuando Fidel Castro llegó al poder, el sistema educativo fue
reformado y se abrió a todos, se formaron a muchas personas de clase
trabajadora. Si nos fijamos, los gobiernos de izquierdas se toman más
seriamente la educación que los gobiernos fascistas o liberales”.
―¿Es partidario de los exámenes? ―le preguntan.
―Los exámenes forman parte de un discurso de opresión, son
una forma de disciplinar a estudiantes y a profesores y creo que roban la
imaginación de los alumnos. Los exámenes se han convertido en una maldición al
servicio de los poderes empresariales y otros poderes que buscan beneficios, ya
que lo único que hacen es eliminar la autonomía de los maestros. A los docentes
se les dice que hay que evaluar a sus alumnos y sobre qué contenidos, pero en
el fondo esto hace que los maestros cada vez sepan menos de sus pupilos y de su
comunidad y los estudiantes no se sienten ni motivados ni esperanzados.
La entrevista completa, acá.