La red eléctrica no está lista para la IA
Se están formando nuevas alianzas entre compañías
tecnológicas y operadores de energía, las cuales podrían transformar décadas de
ideas erróneas sobre la energía nuclear.
El año pasado, Meta (la empresa matriz de Facebook) solicitó
propuestas nucleares, Google acordó comprar nuevos reactores nucleares a Kairos
Power, Amazon se asoció con Energy Northwest y Dominion Energy para desarrollar
energía nuclear, y Microsoft se comprometió a un acuerdo de 20 años para
reiniciar la Unidad 1 de la central nuclear Three Mile Island.
El centro de estas asociaciones es el voraz apetito de la
inteligencia artificial por la electricidad. Una búsqueda en Google consume
tanta electricidad como encender una luz doméstica durante 17 segundos. Hacer
una sola pregunta a un modelo de IA generativa como ChatGPT equivale a dejar
esa luz encendida durante 20 minutos. Que una IA generativa cree una imagen
puede requerir unas 6,250 veces más electricidad, aproximadamente la energía de
cargar completamente un teléfono inteligente, o suficiente para mantener la
misma bombilla encendida durante 87 días consecutivos.
Los cientos de millones de personas que ahora usan IA han
añadido, de hecho, el equivalente a millones de nuevos hogares a la red
eléctrica. Y la demanda solo está creciendo. El desafío para las empresas
tecnológicas es que pocas fuentes de electricidad son adecuadas para la IA.
La red eléctrica no lo aguanta
La IA requiere grandes cantidades de potencia computacional
funcionando las 24 horas del día, a menudo alojadas en centros de datos que
consumen mucha energía.
Las fuentes de energía renovable como la solar y la eólica
proporcionan energía intermitente, lo que significa que no garantizan el
suministro constante que estos centros de datos requieren. Estos centros deben
estar en línea 24/7, incluso cuando el sol no brilla y el viento no sopla.
Los combustibles fósiles pueden funcionar continuamente,
pero conllevan sus propios riesgos. Tienen impactos ambientales significativos.
Los precios del combustible pueden ser impredecibles, como lo demuestran los
picos de precios del gas debido a la guerra en Ucrania, y la disponibilidad a
largo plazo de los combustibles fósiles es incierta. Las principales empresas
tecnológicas como Google, Amazon y Microsoft afirman estar comprometidas con la
eliminación de las emisiones de CO2, lo que convierte a los combustibles
fósiles en una opción poco adecuada para ellas a largo plazo.
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Esto ha vuelto a poner la energía nuclear en el centro de la
conversación. La energía nuclear es una buena opción porque proporciona
electricidad las 24 horas del día, maximizando el uso de costosos centros de
datos. También es limpia, lo que permite a las empresas tecnológicas cumplir
sus compromisos de bajas emisiones de CO2. Por último, la energía nuclear tiene
costos de combustible muy bajos, lo que permite a las empresas tecnológicas
planificar sus gastos a largo plazo.
Sin embargo, la energía nuclear tiene su propio conjunto de
problemas que históricamente han sido difíciles de resolver, problemas que las
empresas tecnológicas podrían estar ahora en una posición única para superar.
¿Está volviendo la energía nuclear?
La energía nuclear ha sido considerada durante mucho tiempo
demasiado costosa y lenta de construir. El costo estimado de una central
nuclear de 1.1 gigavatios es de aproximadamente
US7.77milmillones,peropuedesermayor.LasrecientementeterminadasUnidades3y4deVogtleenelestadodeGeorgia,porejemplo,costaronUS36.8
mil millones en conjunto.
Históricamente, los proyectos de energía nuclear han sido
difíciles de justificar debido a sus altos costos iniciales. Al igual que la
energía solar y eólica, la energía nuclear tiene costos operativos
relativamente bajos una vez que una planta está en funcionamiento. La
diferencia clave es la escala: a diferencia de los paneles solares, que se
pueden instalar en tejados individuales, el tipo de reactores nucleares que
requieren las empresas tecnológicas no se puede construir en pequeña escala.
Sin embargo, este costo ahora es más aceptable si se compara
con el gasto de los centros de datos de IA, que son más costosos y
completamente inútiles sin electricidad. La primera fase del proyecto Stargate
AI de OpenAI y SoftBank costará US$100 mil millones y podría ser alimentada en
su totalidad por una sola planta nuclear.
Las centrales nucleares también tardan mucho tiempo en
construirse. Un reactor de 1.1 gigavatios tarda, en promedio, 7.5 años en EE.
UU. y 6.3 años a nivel mundial. Los proyectos con plazos tan largos requieren
confianza en la demanda de electricidad a largo plazo, algo que las empresas de
servicios públicos tradicionales tienen dificultades para predecir.
Para resolver el problema de la previsión a largo plazo, las
empresas tecnológicas están incentivando a los proveedores de energía
garantizando que comprarán electricidad en el futuro.
Estas empresas también se están acercando, literal y
financieramente, a la energía nuclear, ya sea adquiriendo compañías de energía
nuclear o ubicando sus centros de datos cerca de las centrales nucleares.
Desestigmatizando la energía nuclear
Uno de los mayores desafíos que enfrenta la energía nuclear
es la percepción de que es peligrosa y sucia. Por gigavatio-hora de
electricidad, la energía nuclear produce solo seis toneladas de CO2. En
comparación, el carbón produce 970, el gas natural 720 y la energía
hidroeléctrica 24. La energía nuclear incluso tiene emisiones más bajas que la
eólica y la solar, que producen 11 y 53 toneladas de CO2, respectivamente.
La energía nuclear también se encuentra entre las fuentes de
energía más seguras. Por gigavatio-hora, causa 820 veces menos muertes que el
carbón, 43 veces menos que la energía hidroeléctrica y aproximadamente lo mismo
que la eólica y la solar.
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Aun así, la energía nuclear sigue estigmatizada, en gran
parte debido a conceptos erróneos persistentes y creencias anticuadas sobre los
residuos nucleares y los desastres. Por ejemplo, aunque persisten muchas
preocupaciones públicas sobre los residuos nucleares, las soluciones de
almacenamiento existentes se han utilizado de forma segura durante décadas y
están respaldadas por un sólido historial y consenso científico.
De manera similar, aunque el desastre de Fukushima en Japón
desplazó a miles de personas y fue extremadamente costoso (se espera que los
costos totales del desastre ronden los US$188 mil millones), ni una sola
persona murió por exposición a la radiación después del accidente, según
encontró un Comité Científico de las Naciones Unidas compuesto por 80 expertos
internacionales.
Durante décadas, se hizo poco esfuerzo para corregir las
percepciones públicas sobre los miedos nucleares porque no se consideraba
necesario ni rentable. El carbón, el gas y las energías renovables eran
suficientes para satisfacer la demanda requerida. Pero eso ahora está
cambiando.
Con las crecientes necesidades energéticas de la IA, Big
Tech ha clasificado la energía nuclear como verde y el Banco Mundial ha
acordado levantar su prohibición de larga data de financiar proyectos
nucleares.
La apuesta multimillonaria de Big Tech por la energía nuclear
El mundo ha vivido durante mucho tiempo con dos dilemas
nucleares. El primero es que, a pesar de ser una de las formas de energía más
seguras y limpias, la nuclear era percibida como una de las más peligrosas y
sucias.
El segundo es que mejorar la red eléctrica requiere
inversiones a gran escala, sin embargo, el dinero se había canalizado hacia
fuentes pequeñas y distribuidas como la solar y la eólica, o sucias como el
carbón y el gas natural.
Ahora las empresas tecnológicas están haciendo apuestas
estratégicas de cientos de miles de millones de dólares para resolver ambos
dilemas nucleares. Están apostando a que la energía nuclear puede ofrecer el
tipo de energía constante y limpia que sus ambiciones de IA requieren.
Esta podría ser una consecuencia positiva inesperada de la
IA: la revitalización de una de las fuentes de energía más seguras y limpias
disponibles para la humanidad.
Fuente: The Conversation/ Traducción: Horacio Shawn-Pérez