Nanopartículas cerveceras


Alcina Johnson Sudagar 
Universidad de St. Louis

La producción moderna de cerveza es un negocio de US$117 mil millones en los Estados Unidos, con cerveceros que elaboran más de 170 millones de barriles de cerveza al año. El proceso de elaboración consume mucho tiempo y energía, y cada paso genera grandes cantidades de residuos. Componentes sólidos como los granos usados y la levadura de estos desechos terminan en los vertederos, donde compuestos nocivos pueden filtrarse en el suelo. Las aguas residuales de la elaboración de cerveza que llegan a los ecosistemas acuáticos pueden contaminar arroyos y lagos, disminuir los niveles de oxígeno en esos entornos y amenazar a los organismos.

Para evitar que estos residuos lleguen al medio ambiente, científicos como yo estamos explorando cómo transformar los desechos de la elaboración de cerveza en productos útiles. Soy química, y mi equipo de investigación y yo estamos interesados en descubrir cómo reciclar y reutilizar los desechos de la cervecería en partículas diminutas que puedan usarse para fabricar nuevos tipos de medicamentos recetados.

 

El proceso de elaboración

El proceso de elaboración toma el grano de cereal crudo –generalmente de cebada– y convierte su almidón y proteínas en químicos más simples mediante el malteado. Los cerveceros inician este proceso agregando agua, lo que saca a la semilla de la latencia, y luego mantienen las semillas a una temperatura controlada para que el grano germine.

Durante este tiempo, se liberan enzimas importantes que pueden convertir el almidón y las proteínas de los granos en azúcares fermentables y aminoácidos. Luego calientan el producto resultante, llamado la malta, para secarlo y detener una mayor germinación. Después de este proceso de malteado, agregan agua caliente y trituran la malta para liberar los compuestos que le dan a la cerveza su sabor icónico.

Luego, los cerveceros separan el extracto de malta dulce, llamado mosto, y el sólido sobrante se elimina como desecho, llamado bagazo de malta (brewer’s spent grains). Alrededor del 30% del peso del grano crudo termina como desecho de bagazo. Este desecho se usa como alimento para animales o se desecha. Anualmente se generan alrededor de 30 millones de toneladas de bagazo.

Los cerveceros añaden una flor en forma de cono de la planta Humulus lupulus, llamada lúpulo, al mosto, luego lo hierven y clarifican. La flor de lúpulo es el ingrediente clave que le da a la cerveza su amargor y aroma. El lúpulo y las proteínas no disueltas se recogen durante la clarificación para formar el trub caliente, el segundo desecho principal de las cervecerías. Aproximadamente el 85% del lúpulo se elimina como material de desecho.

El mosto claro se enfría y luego se fermenta agregando levadura. La levadura filtrada después de la fermentación, llamada levadura de cerveza usada (brewer’s spent yeast), forma el tercer tipo de desecho que generan las cervecerías. La levadura usada es uno de los principales subproductos de la industria cervecera. Este desecho tiene una gran cantidad de agua y material sólido: 100 litros de cerveza generan de 2 a 4 kilogramos (4.4 a 8.8 libras) de levadura usada.

Finalmente, la cerveza fermentada se filtra antes de entrar en la línea de producción, donde la cerveza se embotella para su consumo. El agua residual generada en esta última etapa forma el desecho de filtración. Una cervecería de tamaño mediano genera aproximadamente 8 toneladas de lodo denso y de cinco a siete veces –o de 40 a 56 toneladas– de aguas residuales como desecho de filtración mensualmente. Varias toneladas de desechos de cervecerías permanecen en gran medida infrautilizadas debido a su bajo valor económico.

 

El problema de los desechos de la cervecería

Estos desechos contienen varios compuestos, como carbohidratos, proteínas, aminoácidos, minerales y vitaminas, que pueden ser reutilizados. Los científicos han intentado reutilizar los desechos de manera creativa, por ejemplo, creando biocombustibles y cuero vegano utilizando algunos compuestos extraídos del desecho o el desecho entero.

Las cervecerías pueden enviar sus desechos sólidos a granjas que los reutilizan como fertilizante para el suelo, compost o alimento para animales, pero una fracción importante a nivel de toda la industria es desechada en vertederos. Las aguas residuales se descargan en las alcantarillas, lo que puede desafiar a los sistemas de tratamiento de aguas residuales, ya que contienen más de 30 veces más contaminantes que las aguas residuales residenciales típicas.

Aunque las cervecerías son cada vez más conscientes de sus desechos y están avanzando hacia enfoques sostenibles, la demanda de cerveza ha seguido aumentando, y una gran cantidad de desechos sigue siendo un problema por resolver.

 

Reutilización de desechos en nanopartículas

En mi investigación, me interesa determinar si los compuestos de los desechos de la cervecería pueden ayudar a crear nanopartículas que sean compatibles con las células humanas, pero que combatan las bacterias. Las nanopartículas son partículas extremadamente diminutas que tienen tamaños en el rango de una milmillonésima parte de un metro.

En medicina, cuando se usan los mismos antibióticos una y otra vez, las bacterias pueden desarrollar resistencia contra ellos. Un uso potencial de las nanopartículas es como componente activo en ciertos medicamentos antibióticos. Estas nanopartículas también podrían funcionar como desinfectantes y químicos de limpieza.

Mi equipo y yo desarrollamos nanopartículas recubiertas con algunos de los compuestos que se encuentran en los desechos de la cervecería, un invento que hemos patentado, pero que no estamos comercializando activamente. Creamos las partículas añadiendo desechos de cualquier etapa de la elaboración a una fuente de metal.

Cuando añadimos un químico que contenía plata, por ejemplo, nitrato de plata, a los desechos, una combinación de procesos convirtió el compuesto de plata en nanopartículas. Un proceso se llama reducción: aquí, los compuestos que se encuentran en los desechos de la cervecería sufren una reacción química que convierte los iones de plata del nitrato de plata en una nanopartícula metálica.

El otro proceso, llamado precipitación, es similar a cómo se forma el sarro jabonoso en el lavadero cuando el jabón reacciona con minerales como el calcio en el agua dura. El óxido y el fosfato de los desechos de la cervecería se combinan con un ion de plata del nitrato de plata, lo que hace que la plata forme un compuesto sólido que constituye el núcleo de la nanopartícula.

Los compuestos orgánicos de los desechos de la elaboración, como proteínas, carbohidratos, polifenoles y azúcares, forman un recubrimiento en las nanopartículas. Este recubrimiento evita que ocurra cualquier otra reacción en la superficie de estas partículas, lo cual es muy importante para hacer que las nanopartículas sean estables para sus aplicaciones. Estas nanopartículas preparadas a partir de desechos de cervecería estaban compuestas por tres componentes: plata metálica, óxido de plata y fosfato de plata.

Los procesos respetuosos con el medio ambiente que reducen el uso de químicos peligrosos y minimizan los subproductos nocivos se conocen como química verde. Debido a que nuestro procedimiento fue tan simple y no utilizó ningún otro químico, se incluye en esta categoría de química verde.

 

Seguridad de las nanopartículas

Mi colega Neha Rangam descubrió que el recubrimiento formado por los compuestos de los desechos de la cervecería hace que estas nanopartículas sean no tóxicas para las células humanas en el laboratorio. Sin embargo, la plata de estas nanopartículas eliminó la Escherichia coli, una bacteria común responsable de enfermedades intestinales en todo el mundo.

Encontramos que un tipo especial de nanopartícula que contenía altas cantidades de fosfato de plata funcionó contra la E. coli. Parecía que esta nanopartícula de fosfato de plata tenía un recubrimiento más delgado de los compuestos orgánicos de los desechos de la cervecería que la plata metálica y los óxidos, lo que condujo a un mejor contacto con la bacteria. Eso significaba que suficiente plata podía llegar a la bacteria para interrumpir su estructura celular.

Desde hace mucho tiempo se sabe que la plata tiene un efecto antimicrobiano. Al crear nanopartículas a partir de plata, obtenemos una gran superficie disponible para eliminar bacterias.

Varias nanopartículas han estado en ensayos clínicos y algunas han sido aprobadas por la FDA para su uso en medicamentos para el manejo del dolor, tratamiento dental y enfermedades como el cáncer y el Covid-19. La mayor parte de la investigación sobre nanopartículas en biotecnología se ha ocupado de nanopartículas basadas en carbono. Los científicos aún necesitan ver cómo interactuarían estas nanopartículas metálicas con el cuerpo humano y si podrían causar potencialmente otros problemas de salud.

Debido a que son tan diminutas, estas partículas son difíciles de eliminar del cuerpo a menos que estén unidas a portadores de medicamentos diseñados para transportar las nanopartículas de manera segura. Antes de que los médicos puedan usar estas nanopartículas como medicamentos antibacterianos, los científicos necesitarán estudiar el destino de estos materiales una vez que ingresan al cuerpo.

Algunas nanopartículas diseñadas pueden ser tóxicas para los organismos vivos, por lo que la investigación deberá abordar si estas nanopartículas derivadas de desechos de cervecería son seguras para el cuerpo humano antes de que se utilicen como un nuevo componente de medicamentos antibacterianos.

The Conversation. Traducción: Horacio Shawn-Pérez

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