El lenguaje compartido de las computadoras
En 1951, Saul Gorn trabajaba para el Ejército de los Estados
Unidos realizando cálculos complejos para el Laboratorio de Investigación
Balística. Para ello, utilizaba algunas de las primeras computadoras: ENIAC,
EDVAC y ORDVAC. Pero también tenía que capacitar a estudiantes para que las
usaran, una tarea que resultaba casi imposible, ya que cada computadora tenía
formas únicas de ingresar programas. Gorn no era el único que se enfrentaba a
este problema, que no hizo más que agravarse a medida que crecía la industria
de la computación.
Los historiadores David Nofre, Mark Priestly y Gerard
Alberts sostienen que, debido a esta situación, despegó la idea de la
programación como un “lenguaje”, permitiendo el surgimiento de la disciplina de
la informática. Desde los primeros días de la computación, escriben, la gente
sentía que se estaba comunicando con las máquinas. Pero las máquinas solo
hablan el lenguaje binario, cadenas de 1 y 0 que controlan los impulsos
eléctricos en el hardware de la computadora. Para comunicarse adecuadamente,
los ingenieros necesitaban lenguajes que pudieran entender. Y luego necesitaban
traducir sus lenguajes a los de las máquinas (lo que se conoce como “compilar”).
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Una ilustración de 1954 de la contraalmirante Grace Hopper,
una de las primeras científicas informáticas de la Marina, demuestra esta idea.
Dibujó el compilador de la computadora UNIVAC como un robot que traducía de un “lenguaje
fácil de escribir” a un “lenguaje fácil de entender para la computadora”. Pero
a medida que proliferaron las computadoras, también lo hicieron estos
lenguajes.
Saul Gorn se enfrentaba a una torre de Babel informática y
se preguntaba sobre la posibilidad de unificar a todos con un único lenguaje.
Otros en el ámbito académico tuvieron la misma idea, incluido John Weber Carr
en la Universidad de Michigan, que trabajaba con la Fuerza Aérea en misiles
guiados. Pero los usuarios de computadoras en la industria y en todo el sector
de la defensa luchaban contra el mismo problema. Empezaron a formar “grupos de
usuarios”, en los que las empresas que utilizaban las mismas máquinas
comenzaron a compartir código.
“Fue en este contexto”, escriben Nofre et al., “que la idea
de lenguajes comunes o universales realmente prendió”.
Los grupos de usuarios se formaron por primera vez en 1955,
incluido USE (Univac Scientific Exchange), un grupo que vinculaba a miembros de
la Fuerza Aérea, Lockheed y Boeing. Compartían programas y técnicas y
comenzaron a trabajar hacia un lenguaje de programación común. El ejército
estadounidense comenzó a respaldar a los grupos de usuarios, lo que finalmente
resultó en el desarrollo de COBOL (Common Business-Oriented Language) en 1959,
que estaba destinado a “reducir los costos asociados con el mantenimiento de
una creciente variedad de sistemas informáticos”, según los autores.
El sueño de un único lenguaje universal nunca se hizo
realidad; COBOL fue solo uno de los muchos lenguajes que surgieron, incluido
ALGOL (Algorithmic Language), creado para aplicaciones científicas. Pero estos
lenguajes eran “independientes de la máquina”, lo que los hacía utilizables en
múltiples computadoras y más fáciles de discutir para los usuarios de manera
abstracta.
La metáfora del lenguaje se transformó en un modelo real
para comprender los programas. En 1960, escriben Nofre, Priestly y Alberts, una
nueva versión de ALGOL introdujo “una sintaxis y semántica que recordaba al
modelo de lenguaje formal de Rudolf Carnap”. Este marco proporcionó
herramientas para estudiar “los algoritmos y los propios lenguajes de
programación”, la base de la informática.
Fuente: Jstor/ Traducción: Maggie Tarlo