¿Buceaban los neandertales en búsqueda de crustáceos?
Al parecer sí. Al menos eso es lo que sugieren nuevos datos
en base a restos encontrados hace unos 80 años. Hasta ahora había pocas pruebas
de que los neandertales fueran nadadores. Pero un equipo de investigadores que
analizó caparazones de crustáceos hallados en una cueva en Italia descubrió que
algunos de ellos debieron ser recolectados del fondo marino por neandertales. El
estudio se publicó en la revista Plos One.
Los neandertales que vivieron en Grotta dei Moscerini, en la
región italiana de Lacio, hace unos 90.000 años, convertían las conchas de los
moluscos en afiladas herramientas.
Paola Villa, de la Universidad de Colorado en Boulder
(Estados Unidos), y sus colegas analizaron 171 de estas herramientas, todas
ellas procedentes de una especie local de molusco, Callista chione, conocido en
español como almejón brillante o de sangre. Las herramientas fueron excavadas
por arqueólogos a finales de los años 1940.
Las conchas que aparecen en la playa se pueden diferenciar
de aquellas que estaban vivas cuando fueron recogidas. Los especímenes de la
playa suelen tener una apariencia opaca y están erosionados por los golpes
contra las piedrecitas de la orilla, perforados por otros organismos marinos o
incrustados con percebes. La mayor parte de los especímenes hallados en Grotta
dei Moscerini cumplían los criterios de restos recogidos en una playa.
Pero un cuarto de ellos tenían un exterior brillante y
suave, y no mostraban señales de tal deterioro. Esto sugirió que fueron
recolectados en el lecho marino mientras estaban vivos.
Actualmente, la Callista chione se pesca la mayoría de las
veces mediante la técnica de dragado desde pequeñas embarcaciones, aunque
también la recogen buceadores en aguas de la costa adriática a más de 10 metros
de profundidad.
En la parte norte del Adriático, hay algunos bancos de arena
donde se pueden encontrar almejas Callista a un metro de profundidad.
"Es bastante posible que los neandertales recolectaran
conchas a una profundidad de dos a cuatro metros", indicó Paola Villa.
"Por supuesto no tenían equipamiento de buceo".
Matt Pope, de la University College de Londres, que no
participó en el estudio, le dijo a la BBC: "Todos podemos pensar en
situaciones excepcionales en las que durante una tormenta los crustáceos son
arrastrados a la playa". Y añadió: "Pero lo que sugiere que este caso
va más allá de un extraño y único evento es el hecho de que se dé en más de una
unidad arqueológica y que ocurra como parte de un sistema de material que es
arrastrado al interior de la cueva", añadió.
El hallazgo contrasta fuertemente con una vieja imagen de
los neandertales como seres que pasaban gran parte de su tiempo persiguiendo a
grandes animales. Se sabe que recogían mejillones de los estuarios y pescaban
en aguas poco profundas, pero hay pocas pruebas de que nadaran o bucearan.
"Ahora hay más pruebas para colocar a los neandertales
en estos entornos costeros y, por momentos, haciendo uso de sus recursos, no
solo como alimento sino también como material para herramientas", señaló
Pope.
El investigador explicó que, hace décadas, el método que
usaban nuestros ancestros para buscar recursos servía para distinguir ejemplos
tempranos de nuestra propia especie, Homo sapiens, de los neandertales. "Ya
no podemos encontrar esa diferencia", apuntó.
"Lo bueno de esta investigación es que cubre un lugar
que, en momentos determinados, con la marea alta, está justo en la costa.
Puedes ver que no vivían allí en grandes cantidades por largos periodos de
tiempo. Parece que hacían viajes cortos y venían equipados, con materiales que
podían necesitar, como algunas herramientas”, dijo. Y agregó: "Quizá se trate de un lugar donde
acampaban según la estación del año. Quizá una de las cosas que los atraía allí
eran esos moluscos, que son maravillosos para comer en el invierno cuando no
hay mucha comida más a la mano".
El año pasado, un equipo liderado por el profesor Erik
Trinkaus, de la Universidad de Washington en San Luis, Estados Unidos, publicó
un documento que constataba que muchos neandertales padecían un trastorno
médico conocido como "oído del surfista". Este trastorno se
caracteriza por protuberancias óseas anormales que aparecen en el canal del
oído. A menudo se da en personas que participan en deportes acuáticos en climas
fríos, pero también puede aparecer simplemente por una exposición constante a
un clima frío y húmedo.
Cuando se publicó aquel documento, se sugirió que los
neandertales lo adquirieron por dormir en el suelo de cuevas frías y mojadas. "El
hallazgo arqueológico de Moscerini respalda la idea de una explotación
frecuente de recursos acuáticos según los datos anatómicos", concluyeron
Paola Villa y sus colegas en la última investigación publicada en Plos One.
Fuente: BBC/Plos One